Por Agustina Garrocho.
Pilar Montiel tiene 33 años y es Ingeniera en Sistemas. En 2012 cuando cursaba una maestría en España, tomó contacto por primera vez con la cultura de los sustentable y decidió cuestionar sus hábitos de consumo. Esas ideas eran aún muy nuevas en Tucumán. Lo primero que modificó fue su dieta, lo hizo por amor a los animales. Más tarde supo que estaba embarazada. Entonces cambió el uso de productos de higiene y de cuidado corporal, por artículos sustentables. Lo hizo por amor a su cuerpo, pero sobre todo por amor a su hijo: para cuidar su futuro.
“La maternidad te lleva a replantear todo, te hace caer todos los esquemas y creencias”, asegura Pilar. “Te lleva a pensar qué planeta le estoy dejando, porque lo que hacemos genera un impacto que va a hacer que ellos tengan un mundo mejor o no”. Hoy la discusión está puesta en la alimentación, pero también hay otros productos de uso diario que podrían ser más amigables con el medioambiente y con el cuerpo.
Los productos sustentables son aquellos que cumplen con tres premisas: son ambientalmente seguros al momento de su producción y consumo, socialmente justos en su estructura laboral y con la comunidad en la que están insertos y rentables para sus creadores. “Hay que aclarar que un producto natural puede no ser sustentable si su elaboración ocasiona un daño al medio ambiente”, dice María Inés Isla, bioquímica investigadora del Conicet especialista en ambiente, conservación y sustentabilidad.
Uno de los posibles problemas derivados del uso de productos de higiene industriales es la mezcla de sustancias químicas cuando interactúan diferentes productos: “Durante el día usamos muchos artículos de higiene como jabones, cremas, desodorantes, etc., y no se tienen en cuenta las interacciones entre ellos. Muchos de esos productos tienen en su composición sustancias que están aprobadas para uso externo de manera exclusiva. Por otro lado, esa aprobación, no contempla que algunas personas puedan ser alérgicas o sensibles a algunos o a muchos compuestos, como por ejemplo los parabenos (conservantes utilizados en casi todos los productos de higiene)”, asegura Isla.
En el caso de Pilar el 90% de los productos de uso diario e higiene corporal que utiliza son naturales. Además utiliza la copa menstrual y la toallita de tela. La copa menstrual es un recipiente hipoalergénico reutilizable que reemplaza a los tampones disminuyendo la producción de desechos.
Los productos de higiene industriales generan una gran cantidad de residuos plásticos. Además durante la elaboración de las sustancias químicas que los forman y su traslado para la comercialización (a veces viajan grandes distancias) producen gases que aumentan el efecto invernadero. “Muchas veces generan alteraciones en los ecosistemas por grandes monocultivos o por la utilización de recursos naturales sin control”, asegura la investigadora del Conicet.
Fernanda Romano es docente, tiene 43 años y hace 2 años que usa productos de higiene y cosmética natural. Su cambio de hábito derivó de una cuestión de salud. “Tu piel reacciona a varias cosas”, fue el diagnóstico que más le convenció luego de transitar por distintos médicos. Fernanda no puede usar las cremas industriales porque enseguida reacciona alérgicamente. Cuando probó las cremas naturales, se dio cuenta que podía usarlas todo el día. “Sentí una tranquilidad enorme. Es bastante estresante y frustrante que te recomienden una crema y veas que los primeros días está todo bien y después te des cuenta que no”. Fernanda dejó atrás sus alergias después de usar productos de higiene corporal sustentables.
“En la actualidad los compuestos químicos más cuestionados en los productos industriales son los parabenos, un grupo de conservantes sintéticos ampliamente utilizados. En algunos casos pueden causar sensibilidad o reacciones alérgicas y en otros estudios se los relaciona con algunos cánceres. Otros compuestos cuestionados son algunas sustancias que funcionan como protectores solares químicos, que pueden funcionar como disruptores endócrinos, es decir, alteran el normal funcionamiento de las hormonas en el cuerpo”, sostiene Isla. Sin embargo, respecto al desarrollo de productos sustentables, la especialista asegura que es muy importante desarrollar sistemas de control a nivel país.
Por más convencidos que estemos de querer modificar nuestros hábitos a veces es complicado transformar las prácticas cotidianas a la que estamos acostumbrados, sin embargo ¿Es posible llevar una vida sustentable?
Pilar sostiene que es difícil convivir con el orden que nos rodea y al que estamos acostumbrados, pero cree que cada uno puede aportar desde su lugar. “La vida es eso, hay que buscar un equilibrio. Aquí en la casa hacemos lo que podemos y vamos incorporando pequeños hábitos o pequeños cambios que creo que si todos lo hacemos podemos marcar la diferencia por un mundo mejor”.
Productos de higiene con consciencia sustentable
El cuidado del cuerpo desde el punto de vista de artículos sustentables, también tiene sus referentes en el ámbito de la producción. En Tucumán también hay emprendedores que decidieron desarrollar proyectos de este tipo.
Guadalupe Romero es ingeniera biomédica y se dedicó 10 años a la medicina natural, trabajando con plantas medicinales. Decidió usar esos conocimientos para producir artículos de higiene y cosmética natural. Al emprendimiento se sumaron Lucía Brown y Silvina Quiroga.
“Muchos de los productos industriales están hechos con sustancias que son derivadas del petróleo, sustancias de síntesis química que son cancerígenas o que son perjudiciales para la salud”, afirma Brown, biotecnóloga Dra en Ciencias Biológicas. Al investigar las características que tienen los productos que compramos en la farmacia o en el supermercado, Brown entendió que debían producirse de otra manera.
Otra emprendedora es Yanara Cabo, desde hace 5 años que empezó a producir cosmética natural. “Comencé como una búsqueda personal de llevar una forma de vida más sana que tenga más que ver con la naturaleza, de acercarse al mundo de las plantas”, recuerda. “Usar un producto natural no es solo individual, se vuelve colectivo, como lo es el hecho de evitar el maltrato animal”, explica Cabo quien se ilusiona con que estos cambios lleguen a la sociedad.
Estas emprendedoras están motivadas por la idea de producir de una manera amigable con el medio ambiente, explorando además el espacio propio y lo regional a través del uso de plantas nativas argentinas con propiedades medicinales que fueron usadas por antiguas comunidades de pueblos originarios: “también tenemos como misión revalorizar esos conocimientos y volver un poco a esas medicinas ancestrales”, explica Brown.
Las plantas provienen de las Yungas, la Puna y de la Patagonia. Guadalupe Romero agrega “nuestro proceso productivo comienza con la recolección de plantas que crecen en la región, luego pasamos a la etapa de extracción de sus principios activos y luego se trasladan al laboratorio donde van a ser elaborados y empaquetados”.
En algunos casos un emprendimiento sustentable también implica trabajar de forma horizontal y colectiva. “Entendemos que la sustentabilidad no es solo el producto que hacemos, sino también cómo imaginamos y queremos que sea esta sociedad”, afirma en ese sentido Yanara Cabo.