Carlos Marcovich, quien asesinó a un linyera para fingir su propia muerte, y así cobrar un seguro de vida, fue detenido el miércoles por la tarde en Salta. Hace más de dos años se escapó, y no se conocía su paradero desde entonces.
Según fuentes del caso, una persona lo reconoció a través de una producción publicada por LA GACETA el 29 y el 30 de diciembre, y realizó una denuncia anónima en la comisaría 10a del barrio Santa Cecilia, Salta. Ante esa denuncia, la Policía se movilizó y lo capturó a las 17 de ese mismo día, cuando bajaba de un colectivo de la Línea 2, en una zona cercana al estadio Padre Ernesto Martearena.
Al parecer, el detenido estaba en pareja con una mujer con quien convivía en una casa ubicada en el barrio Norte Grande, al sureste de la capital salteña. También alquilaba una casa en la calle España de la misma ciudad.
Marcovich estuvo cumpliendo condena de cadena perpetua, en el penal de Villa Urquiza, por haber quemado vivo al linyera Juan Carlos Carrizo. Hasta que, hace algunos años, se le concedió el arresto domiciliario, debido a una enfermedad terminal que, se dijo entonces, padece.
En 2017 se escapó de la casa de su pareja en la Banda del Río Salí, donde cumplía su pena, ya que fue denunciado por presunto abuso sexual contra la nieta de su compañera.
El fiscal de Feria, Ignacio López Bustos, comenzó ayer los trámites de extradición, y se estima que el homicida llegará este sábado a la provincia para ser encarcelado.
El miércoles 26 de abril del año 2000, la Policía recibió un llamado anónimo que denunciaba un gravísimo hecho. En la ruta 305, encontraron un Renault 9 quemado, con los restos de un hombre en su interior. Los peritos estimaron que murió por las quemaduras. No mostraba signos de haber recibido un disparo, una herida de arma blanca, o golpes.
Dentro del auto estaban un documento y un reloj de muñeca pertenecientes a Carlos Marcovich. Segun se comprobó después en el juicio, quiso simular su propia muerte para cobrar un seguro de vida.
Frustrado reconocimiento
Sin embargo, las dudas sobre quién era realmente la víctima comenzaron cuando Rosa Cortez, esposa de Marcovich en ese entonces, no logró reconocer el cuerpo del fallecido.
El 28 de abril, el mismo Marcovich despejó las dudas de todos cuando se presentó en la fiscalía y pidió hablar con el entonces fiscal Héctor Abraham Musi.
Allí contó su versión de los hechos durante casi 12 horas. Dijo haber sido víctima del robo de su auto en avenida Alem y Lavalle. Además, de acuerdo a su relato, después del asalto explicó haber vagado por los parques 9 de Julio y Guillermina hasta que decidió presentarse ante la justicia. “Tenía miedo que le hicieran algo a mi familia. No sé quién es el muerto, pero me imagino que es uno de los que me robaron”, expresó.
La historia no resultó convincente para la Justicia, porque varios vecinos dijeron haberlo visto el miércoles después del crimen y le informaron que lo estaban dando por muerto, y a pesar de esto no se presentó ante las autoridades para aclarar la situación. Por otra parte, nunca hizo la denuncia por el robo que dijo haber sufrido.
El fiscal Musi ordenó su detención en ese momento y lo acusó de haber cometido el asesinato para cobrar un seguro de vida de $ 10.000, con el que pretendía saldar sus deudas.
Mujeriego
Después de todo lo sucedido, comenzaron a salir a luz las múltiples relaciones amorosas en las que estaba involucrado Marcovich. Al momento del crimen, estaba casado desde hacía 22 años con Rosa Cortez, con quien tenía cuatro hijos. No obstante, se le conocieron otras tres relaciones sentimentales que mantenía en simultáneo.
Una de ellas, María Eva Soria, compañera del Siprosa (lugar donde trabajaba), con quien estuvo en pareja durante 14 años. María Eva tenía cuatro hijos, aunque declaró que ninguno era de él.
Otra de las mujeres era Viviana Abraham, una médica que trabajaba junto a él en una empresa de medicina prepaga, y con la que hacía cuatro años compartía la casa. Esta mujer era la dueña del auto que utilizó Marcovich para cometer el homicidio. La profesional recuperó el vehículo mediante un escrito que presentó después de la detención de su ex pareja.
“Cuestión de suerte”
A medida que la investigación avanzaba, se le descubrió una tercera amante. Se trataba de una joven de 21 años, que también trabajaba con él en la empresa de medicina prepaga.
Luego, cada vez que se escapaba de la Justicia, al momento de encontrarlo, siempre era descubierto conviviendo con una mujer distinta a la anterior.
Hace varios años, cuando esperaba ser enjuiciado, Marcovich declaró: “no me jacto de tener muchas mujeres; será cuestión de suerte o algo así”.
En noviembre del 2003, el tribunal integrado por Pedro Roldán Vázquez, Carlos Norri y Julio Espíndola Aráoz lo condenó a prisión perpetua. En ese fallo, los jueces ordenaron que quedara libre hasta que la sentencia quedara firme.
En octubre del año siguiente, no se presentó ante la Corte Suprema de Justicia, por lo que ordenaron su captura. En 2005 se conoció que trabajaba como remisero y vivía en casa de su padre. Al hacerse pública su desaparición, se escapó.
No se supo nada de él hasta el año 2009, cuando descubrieron, a través de un informe enviado por la Anses, que estaba trabajando en una empresa frutihortícola en la provincia de Neuquén.
Sin embargo, cuando los investigadores llegaron se dieron con que había dejado de trabajar allí tiempo atrás. “Fue un tremendo golpe porque teníamos todas las esperanzas de encontrarlo”, manifestó el comisario Hugo Cabezas, quien viajó junto a los comisarios José Marcote y Víctor Reynoso.
A pesar de eso, los oficiales no se rindieron y se dirigieron nuevamente a la Anses, donde les informaron que Marcovich estaba trabajando en otra empresa neuquina en un lugar llamado El Chañar. Se dirigieron al campo, y el capataz les confirmó la presencia del prófugo. Ese hombre los llevó hasta la casa donde vivía con otra mujer, los uniformados se presentaron y le informaron que lo llevarían de regreso a Tucumán.
Una vez en la provincia, los jueces lo condenaron y le explicaron que recién a partir de 17 años en prisión y con buen comportamiento, iba a poder comenzar a pedir algunos beneficios, como salidas transitorias.
Denuncia por abuso
Años más tarde (no se pudo confirmar cuántos), debido a que Marcovich, según se dijo, padecía una enfermedad terminal, le concedieron el arresto domiciliario. A partir de entonces se fue a vivir con a la Banda del Río Salí, en la vivienda de su nueva pareja.
En mayo del año 2017, volvió a estar en el centro de la escena, cuando su compañera denunció a la Policía que su nuera le había pedido que cuidara a su nieta para que ella pudiera salir a trabajar. Al volver, bañó a la menor de edad. Mientras la higienizaba, descubrió una pequeña hemorragia. Al preguntarle qué había sucedido, la pequeña dio a entender que había sido abusada en un cuarto del fondo por Marcovich.
La mujer llevó a la niña al hospital de Niños, donde los médicos le confirmaron que había sufrido un ataque sexual.
Luego de esto, la mujer realizó la denuncia. Pero cuando la Policía fue para detenerlo, ya se había escapado. Los vecinos dijeron que se había marchado con sus pertenencias.
Desde entonces, se desconocía del paradero de Marcovich. Hasta el miércoles por la tarde, cuando fue detenido en la capital de Salta.