BERLIN.- Durante una conferencia gestada en Berlín (Alemania) -bajo el auspicio de la Organización de las Naciones Unidas- los países involucrados en el conflicto de Libia pactaron ayer un plan integral para acabar con los enfrentamientos bélicos en esa zona del mundo.
“Los documentos que hemos pactado deberán ser aprobados por el Consejo de Seguridad de la ONU y tras su aprobación formarán parte del proceso político para resolver la crisis en Libia”, explicó la canciller alemana Angela Merkel en una rueda de prensa.
Para concretar esta resolución, la concesión fue crear una comisión especial de verificación integrada por cinco representantes de cada potencia en puja. Este equipo se reunirá los próximos días en Ginebra para asentar las bases de un acuerdo definitivo.
“Lo más importante es que los representantes libios -en particular el general Jalifa Haftar y Fayez Serraj- han pactado los pasos a seguir. Y están de acuerdo con la propuesta del secretario general de la ONU y el enviado especial Ghassan Salamé”, indicó la jefa de gobierno y anfitriona de la cumbre.
Además, Merkel explicó que las partes firmantes -un total de 16 actores internacionales entre los que resaltan Estados Unidos, Rusia y Egipto- se comprometieron a aplicar de forma meridiana el embargo de armas. También el texto incluye un acuerdo para la desmovilización y el desarme de las milicias.
El asunto del “crudo”
Pese a los avances en materia diplomática, la reunión internacional fue opacada por una serie de bloqueos en los campos petroleros de “El Sharara” y “El Feel”. Sumado a las retenciones en los puertos de descargas producto de las indicaciones del comandante Khalifa Haftar.
De acuerdo con un comunicado de la Corporación Nacional de Petróleo de Libia (NOC), durante el viernes las facciones leales al líder opositor bloquearon los principales oleoductos del país. “Estas medidas redujeron la producción a 72.000 barriles por día”, sentenció un portavoz de la petrolera estatal.
Como resultado, cualquier cierre duradero en los conductos podría afectar intensamente los ingresos nacionales. Ya que el gobierno depende de la comercialización de crudo para financiar su presupuesto. Como respuesta a la ofensiva y las amenazas de reducir la producción de petróleo a cero, el primer ministro Fayez al Sarraj (único gobierno reconocido a nivel internacional) contó con el apoyo de Turquía, país que desplegó varias tropas en Trípoli, la capital del estado.
Sin embargo, Haftar -dirigente del autodenominado Ejército Nacional de Libia (LNA)- también cuenta con respaldo internacional. Encarnado en Egipto, los Emiratos Árabes Unidos y grupos de mercenarios rusos.
Antes de estallar de nuevo el conflicto, un llamado a la paz por parte de Rusia y Turquía ayudó a reducir los combates librados hace una semana. “No perdemos la esperanza de que el diálogo perdure y la situación se resuelva sin mayores víctimas civiles. Es momento de que la población recupere su derecho a una vida digna y sin violencia”, expresó el presidente ruso, Vladimir Putin, antes de una reunión con su homólogo turco -Tayyip Erdogan- al margen de la conferencia gestada en Berlín.
El panorama completo
Para entender mejor la escala bélica es necesario recordar que Libia no ha tenido una autoridad central estable desde que el dictador Muammar Gaddafi fue derrocado y asesinado, por rebeldes respaldados por la OTAN, en 2011.
Desde entonces, el territorio ha tenido dos gobiernos rivales en el este y el oeste, con grupos armados que controlan las calles. En esta lucha por el control de la capital (Trípoli) más de 150.000 personas han sido desplazadas y debieron buscar refugio en otros países. (DPA, Reuters, Europa Press).