Marina del Valle Rufino desapareció el lunes pasado de su casa del paraje Las Banderitas, ubicado en la localidad de Famaillá. Según sus familiares, había ido al centro de la ciudad a comprar mercadería para abastecer el pequeño negocio familiar que administraba, pero cinco días después apareció en Encarnación, Paraguay.
Incertidumbre, confusión y especulación es lo que generó el caso desde el primer momento. ¿Cómo llegó Marina hasta Paraguay?.
Cronología de los hechos
Sin motivo aparente, Marina desaparece de su hogar el pasado lunes 13 de enero a las 8 de la mañana. Sus allegados advierten la situación y hacen la denuncia correspondiente en la Policía.
Días después, la Fundación María de los Ángeles toma intervención en el caso y comienza la viralización de la búsqueda de Marina en redes sociales y grupos de WhatsApp. Esa misma noche, llega información a la familia sobre una compra de pasajes a nombre de la víctima con destino a la provincia de Chaco.
El viernes, la Fundación se pone en contacto con la Fiscalía de turno de la ciudad de Monteros, que informa que se encuentra corroborando la información del caso con la Policía.
Finalmente, las buenas noticias llegaron ayer: Marina se comunicó desde su propio teléfono celular con su familia. Completamente en shock y desorientada, envió su ubicación. Se encontraba en Encarnación, Paraguay. La ubicación de Marina descolocó a todos.
“Hay una playa, no sé dónde estoy”, balbuceó entre llantos desesperados a sus familiares.
En tanto, la Fiscalía de Monteros trabajaba en conjunto con la Policía de la ciudad de Clorinda, Formosa, ya que de acuerdo a investigaciones, esa ciudad había sido parte de la ruta de la joven.
A partir de ese momento, distintas instituciones nacionales e internacionales activaron los mecanismos correspondientes para dar con el paradero de Rufino. En el procedimiento participaron funcionarios del Programa de Asistencia Integral a Víctimas de Trata de Personas del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia, la Fundación María de los Ángelez, el Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Nación, la Subsecretaría de Derechos Humanos de la provincia de Misiones, la policía Regional y policía de Clorinda. Todos cooperaron para brindar los recursos técnicos y logísticos que el caso requería.
Según el comisario de la unidad de Famaillá, Carlos Roldán, quien estuvo a cargo de la investigación, el siguiente paso fue "entregar a Marina al personal de Gendarmería Nacional del puesto fronterizo de Posadas-Encarnación, en la provincia de Misiones”. Para luego, desde territorio argentino, ser trasladada a la Policía de Posadas.
Cuando los familiares tomaron conocimiento de que Marina se encontraba en Paraguay contactaron a una prima gendarme que vive en Paso de los Libres para que la acompañe hasta que pudieran encontrarse.
“Todos los pasos que se hicieron para coordinar el regreso de la joven a Tucumán fueron acordados entre el Juzgado de Instrucción N° 2 de Posadas y la Justicia local. Una vez que regrese a la provincia, la joven deberá presentarse en la Fiscalía interviniente para contar qué fue lo que le pasó y en qué circunstancias llegó a Paraguay, a fin de esclarecer lo sucedido”, puntualizó Roldán.
“La búsqueda cruzó las fronteras de la provincia e incluso se dio intervención a Interpol Internacional. El personal de la comisaría trabajó intensamente en colaboración con la Unidad Investigativa Oeste, la División Trata de Personas y personal de Guardia, Infantería y Motoristas de Famaillá para encontrar a la joven. Durante cinco días se realizaron rastrillajes por las zonas de La Fronterita, Campo de Herrera, Laureles y la ciudad de Famaillá, bajo estrictas instrucciones del Jefe y Subjefe de Policía”, completó el comisario.
Denuncia
La familia de Marina, en cambio, cruza lo dicho por Roldán y el accionar de la policía local. Denuncia otra versión de los hechos: ”no la buscaron, a ninguno le interesó absolutamente nada. Nos dijeron que se fue por voluntad propia y que seguro ya iba a volver”, precisó Julio Rufino, tío de Marina.
“Aquí somos gente laburadora, no nos sobra nada pero no somos tontos. Nos cansamos de insistir para que la busquen. Si no fuera porque nos juntamos entre todos, no la hubiéramos encontrado. Nosotros le dimos la ubicación a la Policía”, agregó.
Asimismo, lamentó la situación y aseveró que la familia se siente desprotegida y poco contenida: "la Policía aduce que por ser Marina mayor de edad, no la puede trasladar. Nosotros tenemos que afrontar los costos de su traslado y no contamos con el dinero. Estamos haciendo lo imposible".
Además rechazó categóricamente que la joven de 25 años se haya ido por sus propia voluntad, versión que la policía local difundió.
"Marina es una chica muy introvertida, toda su rutina es dentro de la casa, es realmente inimaginable que ella por sus propios medios haya decidido irse. Aquí, ella cuida a los hijos de su hermana viuda y a un tío nuestro. No hay forma que se haya ido y deje a todos así. Alguien de la zona debe haber participado en esto. Estoy seguro”, afirmó Rufino.
No todo lo que brilla es oro
Mientras tanto, desde el Programa de Asistencia Integral a Víctimas de Trata de Personas del Ministerio de Desarrollo Social, sostienen que aún no recibieron el oficio de la Fiscalía de Monteros y que el caso, por el momento, no está encuadrado dentro de un delito de trata.
“Las carencias y una situación económica complicada, muchas veces lleva a que las personas migren a otros lugares en busca de más y mejores oportunidades. El problema surge cuando llegan al destino y se encuentran con un panorama radicalmente distinto al esperado. En casos de trata sexual y laboral, la mayoría de los casos son así”, señaló la Licenciada Gilda Zurita, coordinadora del Programa.
Asimismo, enfatizó con la necesidad de no revictimizar a la víctima, evitar la circulación de información errónea y permitir a la Justicia que realice los procedimientos competentes.
“En estos casos en particular, hay que cuidar y preservar la integridad física y, fundamentalmente, psicológica de la víctima. Ahora vamos a esperar que regrese y con mucha cautela intentaremos acercarnos a ella, para ver si quiere hablar de lo sucedido”, añadió.
“Como intervinieron muchas ONG en la búsqueda y circuló por momentos información falsa. lo mejor es articular la asistencia de todos los grupos para evitar confusiones en el procedimiento a seguir”, describió Zurita.
A pedido de la Fiscalía de Monteros, intervino la Fundación María de los Ángeles aportando los contactos necesarios para agilizar la logística del traslado de la joven tucumana. Lograron conseguir, a través de la diputada Mabel Carrizo, el dinero necesario para traer a Marina en auto desde Encarnación.
“Lo importante es que Marina apareció, está viva y en cuestión de horas se reunirá con su familia. Nosotros tenemos a disposición todo nuestro equipos, fundamentalmente el de salud mental, para asistirla. Hay que actuar con celeridad y profesionalismo, ya habrá tiempo para profundizar sobre los motivos que concretaron su desaparición. Son cuestiones que hacen a la privacidad del caso y la víctima”, advirtió Betina Lagunza Mendoza, abogada de la Fundación.