Comenzó tímidamente, hace un par de años, a observarse en una que otra tienda. De repente, coloridos dibujos se pintaron en una zapatería ubicada en una galería céntrica y hasta el día de hoy los clientes preguntan por esa pared.
Con líneas y formas similares ya se habían visto en una pequeña pared pública en Barrio Norte. Ingrid Wagner llevó esos diseños a pinturas y al Arte Abasto y creó su tienda con mallas y bikinis en Yerba Buena.
Así como una década atrás algunos diseñadores incorporaron las pinturas en sus trabajos, ahora son los murales los que marcan tendencia. En aquel momento, las obras de algunos artistas se sumaron a modernas edificaciones en Yerba Buena y a algunos hoteles.
Renzo Strada es responsable de las exposiciones en el Centro Cultural Virla, y también es diseñador. Coincide: “la tendencia de murales es una propuesta que tomó fuerte protagonismo estos últimos años en esta ciudad; agrega una cuota de arte a los espacios”.
En el verano de 2017, mientras se levantaba un elegante negocio de comidas frente a la Plaza Urquiza, Pastelfd pintó un enorme mural con elementos naturales y flora de la región. “El mural es un actor social y un gesto para optimizar el espacio”, le dijo a LA GACETA en esa oportunidad. El artista, que trabaja en distintas partes del mundo, llegó a esta ciudad y partió a los val, pero que luego plasmó un registro citadino. “La flora que uso de referencia es la que crece en las grietas de las veredas y de las fachadas”, precisó.
En la calle Maipú casi Santa Fe, una cantina mexicana tiene en sus paredes imágenes alusivas a la vegetación de ese país norteamericano. Y sobre el exterior de Porter, en barrio Norte, y de Shampoo, en barrio Sur, los dibujos y pinturas construyen formas.
Lourdes Navarro es diseñadora de interiores y opina que los murales visten mucho a los espacios: “no es algo estructurado como poner un cuadro. La tendencia es a desestructurar, es importante muchas veces salir un poco de lo tradicional en una oficina por ejemplo, mezclar estilos. Que no todo sea tan prolijo y estático. Creo que el mural es un modo más informal de comunicar”.
La diseñadora ennumera media docena de trabajos que tienen esa orientación en esta ciudad y Yerba Buena. Y comenta que es un fenómeno que se está imponiendo internacionalmente.
Ignacio Stesina, Verónica Corrales y Sebastián Vaca son algunos de los que han pasado, aunque sin abandonarlo, del graffiti al mural; estos artistas incluso trabajaron recientemente en Chile. Pero son lenguajes diferentes: pertenecen a ese mundo que desde algunos años se llama arte urbano y que antes se denominó street art.
En exteriores
Otros, como Leandro Fernández Coche y Fabricio Paredes han planteado sus propuestas en paredes exteriores de negocios y viviendas. Este año, en el ex Mercado de Abasto, Sergio Gamboa contó su historia en los muros. También se observa este arte en el Shopping del Solar.
“La finalidad y el aporte de una pieza de muralismo es diversa, subjetiva y amplia. Puede tener fines estéticos, decorativos, políticos, comerciales, diversas lecturas tanto en el plano semántico como simbólico”, le había dicho a LA GACETA Nacho Stesina, que además de hacer muralismo, diseña y fabrica mobiliario.