Javier Mascherano, que luego de 14 años volverá a jugar en el fútbol argentino, será presentado hoy a las 18, como nuevo jugador de Estudiantes de La Plata. El “Jefecito”, que viene de jugar en China, de este modo pasará a formar parte del grupo selecto de los que regresan al país luego de una prolongada (y destacada) trayectoria en el fútbol del exterior.
Hace 13 años, los “Pincharratas” ya habían conmocionado al mercado de pases, al concretar el regreso de Juan Sebastián Verón luego de su carrera en el fútbol europeo y en la Selección. Con Diego Simeone como técnico, salió campeón del torneo local en 2006, con un juego bárbaro. Después, como si fuera poco, consiguió la Copa Libertadores. Fue uno de los que volvió vigente, activo, y fue determinante para su equipo. Ahora, es presidente del club. Su vuelta agigantó su figura.
Luego se produjeron otros retornos que también jerarquizaron al fútbol argentino. Uno de esos casos lo dio Juan Román Riquelme, que tras sus pasos por Barcelona y Villarreal de España, en 2007 volvió Boca. Román tuvo dos etapas: la primera, a préstamo, duró cuatro meses. Con Pedro Pompilio como presidente del club de La Ribera, gestionó estoicamente una cesión. Ese semestre, el “Xxeneize” ganó la Copa Libertadores. Seis meses después de finalizar el préstamo, Boca pagó casi U$S 12.000.000 por el pase del enganche. También dio usufructo: ganó la Recopa Sudamericana, dos torneos locales y la Copa Argentina.
Un toque de distinción
Pero, sin dudas, el regreso más rutilante fue el de Carlos Tevez a los “Xeneizes”. Por un lado, porque vino en el pico de su rendimiento futbolístico tras jugar la final de la Champions League con Juventus. Por otro, porque el “Apache” de este modo cumplió uno de sus deseos: volver a jugar en Boca.
Otro de los retornos rutilantes de los últimos tiempos a nuestro fútbol lo concretó en su momento Racing, que repatrió a Diego Milito, que tuvo un paso rutilante por Inter de Italia. También se pueden destacar los regresos de Enzo Pérez (que actualmente es una pieza clave en el exitoso River) y de Eduardo Salvio, que aunque todavía no alcanzó el rendimiento esperado en Boca, a cuentagotas se muestra como un jugador que muestra su jerarquía y que aporta desequilibrio.