El detenido empresario Lázaro Báez sostuvo ayer que fue víctima de supuestas presiones por parte de funcionarios del gobierno de Mauricio Macri para acusar a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner y admitir ser testaferro de sus bienes, con el fin de “atacar al modelo de país que imaginó Néstor”. Lo hizo al prestar declaración indagatoria por primera vez en el juicio por supuesto “lavado de activos” que se les sigue junto a sus cuatro hijos, acusados de maniobras para blanquear unos U$S 60 millones. El dueño de “Austral Construcciones” rechazó todas las acusaciones y negó haber sido testaferro del fallecido ex presidente. Báez aludió a una “encerrona” armada para que se convirtiera en arrepentido con el fin de involucrar a la familia Kirchner en los delitos de lavado de activos por los que ahora está preso y es juzgado.
“Fui, soy y seré amigo de Néstor Kirchner, fue un vínculo con mucha anterioridad a que se convirtiera en un político trascendente. Esto no quiere decir bajo ningún concepto que yo fuera su testaferro ni de él ni de su familia. Me permito en esta oportunidad negarlo enfática y categóricamente”, afirmó.
Báez está preso en esta causa desde hace tres años y siete meses y además es juzgado en otro debate junto a la ex presidenta por el supuesto direccionamiento de la obra pública nacional en Santa Cruz a favor de sus empresas. “Fui víctima de los servicios para culpar a Cristina, no pudieron doblegarme”, dijo.
La Agencia Federal de Inteligencia (AFI) “manipuló a todo el sistema” en un “esquema perverso dirigido por el propio presidente Mauricio Macri” para perjudicar “al peronismo”, dijo.
En ese contexto, aludió a presuntos ofrecimientos para convertirse en arrepentido a cambio de quedar libre, recuperar parte de sus bienes y dejar a sus cuatro hijos fuera de las acusaciones, si se decía testaferro de los Kirchner, algo que no aceptó.
Por primera vez desde el inicio del debate en los tribunales de Retiro aceptó hablar ante los jueces, dijo ser una “víctima” y denunció una y otra vez que sufrió “todo tipo de aprietes para culpar a la señora Cristina Kirchner y a su gobierno”.
En concreto, aludió a una presunta oferta de una abogada, en nombre de la AFI, para convertirse en arrepentido a cambio de ser liberado y que sus hijos no tuvieran problemas.
“Fui detenido injustamente y toda la familia Báez perseguida. Fui acosado por el servicio de inteligencia, que hizo aprietes para que involucre a Cristina Fernández”, sostuvo.
Tres horas y media
Báez está procesado con prisión preventiva por supuesto lavado de unos U$S 60 millones a través de sociedades off shore, cuentas en Suiza con sus hijos como beneficiarios finales y otras maniobras en un caso que investigó el juez federal Sebastián Casanello. Sobre esos cargos negó ser dueño de financieras como SGI,“La Rosadita”, donde su hijo mayor, Martín Báez, quedó filmado contando unos U$S 3 millones, y rechazó que sus hijos hayan cometido delito alguno.
Báez leyó su declaración durante hora y media y no respondió preguntas. Al negar haber cometido delito alguno, calificó de “vergonzosa” la investigación.
“Se denominó a mis bienes ‘recuperados de la corrupción’ sin que esa corrupción fuera probada por sentencia alguna. Todo en nombre de la justicia argentina, ninguna voz se alzó. No hubo voces de los dueños de los valores morales”, se quejó también. En su exposición apuntó a jueces, fiscales, periodistas y funcionarios del macrismo, entre ellos, a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich; a la subtitular de la AFI, Silvia Madjalani, a la diputada Elisa Carrió y al fiscal José María Campagnoli.
El juicio entró en su etapa final con las indagatorias de los acusados que quieran hablar, y luego se iniciarán los alegatos finales, mientras que el veredicto está previsto para los primeros meses de 2020. (Télam)