LA PAZ, Bolivia.- Las fuerzas de seguridad bolivianas volvieron a lanzar ayer gases lacrimógenos contra centenares de cocaleros que marcharon para exigir la renuncia de la auproclamada presidenta interina Jeanine Añez, quien tuvo que suspender un viaje debido a una amenaza.
El nivel de la confrontación de ayer no se compara, sin embargo, con lo ocurrido el viernes, cuando miles de manifestantes provenientes del Chapare que marchaban hacia Cochabamba fueron reprimidos con balas de plomo, en lo que ya se conoce como “la masacre de Sacaba”.
Las autopsias, cuyos resultados se conocieron ayer, determinaron que las muertes de nueve personas en la jornada más trágica del conflicto que sufre Bolivia, fueron por proyectiles de armas de fuego, mientras se investiga el origen de los disparos.
El fiscal general del Estado de Bolivia, Juan Lanchipa, dijo -según el informe del Instituto de Investigaciones Forenses en Cochabamba- que ocho de los cuerpos presentan orificios de entrada y salida, mientras que en uno quedó el proyectil, que será sometido a un estudio de balística.
“Por las dimensiones y características de los orificios de entrada y salida, corresponderían a armas de fuego largas”, detalló en el comunicado. “La labor de valoración de heridos y de autopsia médico-legal en la víctimas fatales no se pudo realizar esa misma noche porque los familiares de las víctimas no permitían llevar adelante el trabajo-, relató-. Los cuerpos habían sido trasladados a la localidad de Sacaba”, vecina de Cochabamba, y a través de la Defensoría del Pueblo se intercedió con los familiares para que autorizaran las autopsias.
La marcha en apoyo de Evo Morales intentaba llegar a Cochabamba desde Sacaba cuando se encontró con un cordón de policías y militares que emplearon gases lacrimógenos. Los disparos procedían de las fuerzas armadas, según los manifestantes. La versión oficial dice a que algunos tiros pudieron surgir de los propios cocaleros.
El incidente dejó más de 100 heridos, algunos aún hospitalizados de gravedad, y cerca de 200 detenidos, en la jornada más trágica desde las elecciones del 20 de octubre en Bolivia. Los muertos desde las pasadas elecciones son al menos 23 y los heridos 715, según la Defensoría de Pueblo.
La región de Cochabamba, bastión de apoyo para Morales, fue sacudida la semana pasada por lo que los observadores de derechos humanos describieron como un “uso desproporcionado de la fuerza” en la ciudad de Sacaba, después de que las fuerzas de seguridad dispararon mientras los cocaleros marchaban contra el Gobierno de Añez. “Lo que sucedió en Sacaba no fueron enfrentamientos, fue una intervención militar”, dijo la defensora del pueblo, Nadia Cruz, en Twitter, pidiendo un diálogo para aliviar los disturbios. (Télam-Reuters)