La convivencia entre Atlético y San Martín en Tucumán tiene sus altibajos. Partiendo desde que no suelen jugar como locales el fin de semana, la relación es especial. Generalmente depende de si se enfrentarán o no en el tan esperado clásico. El resto del año, todo está dedicado a mirarse y mirar. Festejar triunfos propios y derrotas ajenas, al menos hasta el bendito partido. Este año, la situación es especial: no solo no hará clásico sino que ambos equipos se encuentran (cada uno en su categoría) en momentos espectaculares.
De la mano de Ricardo Zielinski, Atlético sumó el viernes su quinta victoria consecutiva en la Superliga, lo que lo depositó definitivamente en el top 10 del torneo, muy cerca de la zona de Copa Libertadores (2021) y a tres puntos de la cima. Nada más que pedir.
San Martín, en Primera Nacional, atraviesa una temporada que no tiene precedentes para el club, confirmada con el 2-0 sobre Gimnasia (J). El equipo de Favio Orsi y Sergio Gómez no sólo está puntero del torneo habiendo recolectado el 75% de los puntos en juego, sino que encadenó el mejor arranque de su historia en torneos nacionales. Lleva ocho victorias, tres empates y una sola derrota. Es protagonista en cualquier estadio e hizo de La Ciudadela una verdadera fortaleza: seis jugados, cinco victorias, un empate, 10 goles a favor y 0 en contra.
En la última década aproximadamente, no fueron muchos los ejemplos en los que esto ha sucedido. Atlético y San Martín, gozando al mismo tiempo.
La temporada 2007/08 fue un ejemplo de eso. San Martín, dirigido por Carlos Roldán, tomó la cima de la B Nacional en la fecha 10, cuando venció 1-0 como visitante a Ben Hur de Rafaela con gol de Juan José Morales. Desde ahí no la soltó más, hasta consagrarse campeón del torneo ya ascender a Primera. Ese San Martín tenía identidad, impronta, buen juego y mucha madurez para plantear los partidos. Sabía jugar como visitante y de local, mataba.
Paralelamente, Atlético jugaba en el Argentino A su sexto año y su candidatura era confirmada desde un comienzo y ratificada con el correr de los partidos, tal como sucedió con el “Santo”. Llegada la ronda final, el equipo dirigido por Jorge Solari mostró lo mejor de su repertorio en el grupo que le tocó y superó por penales a Racing de Córdoba en la final. Ascendió tan solo 20 días después de que su “primo” hiciera lo propio.
A partir de allí, hubo que esperar ocho años para volver a tener a los dos equipos en lo más alto. En 2016, la alegría en el “Santo” llegó de la mano de Diego Cagna. El club llevaba cinco años de frustraciones en el Federal A hasta que llegó el “Flaco”. A partir de su arribo el equipo cambió y las alegrías llegaron una tras otra por La Ciudadela: nueve victorias, un empate y sólo dos derrotas. Ah, en los mano a mano se hizo muy fuerte y terminó ganando todos los juegos entre semifinales y la final, a finales de junio.
Mientras eso sucedía, el Atlético de Juan Manuel Azconzábal jugaba su primera temporada en Primera luego de varios años. ¡Y cómo lo hacía! Los triunfos ante Racing y Boca solo fueron algunos de una temporada en la que terminó quinto, un mes antes de la gesta de San Martín y clasificando luego a la Copa Libertadores.
Por último, antes de la actualidad, hubo otro momento que los encontró a ambos mostrando un excelente nivel: el año pasado. A mediados de mayo, Atlético logró en Paraguay, el empate que lo clasificaba a los octavos de final de la Libertadores. Un suceso histórico que se estiraría hasta cuartos.
A principios de junio, San Martín logró un ascenso a Primera que empezó a gestarse un rato antes. Tras el cambio de DT incluido (Darío Forestello por Cagna), el equipo mutó, se hizo fuerte en casa y protagonista también afuera. Con seis victorias, cuatro empates y dos derrotas terminó tercero en la general y ganando el reducido que lo depositaría en Primera.
Hasta aquí, ni el Atlético ni el San Martín versiones 2019/20 consiguieron sus objetivos pero su actualidad es perfecta. Algo que no suele pasar pero que genera una cierta paz en la convivencia. Ganar y mirar ganar.