Mediáticamente se lo conoció como el “Crimen de Comequeso”, pero hasta el momento nadie sabe lo que realmente sucedió. En la tarde del 4 de abril de 1987, René Alderete encontró asesinadas a su esposa Ángela Bertolina Nieva (51) y a su hija Edith Mónica Alderete (28) de cinco puñaladas cada una en el interior de su domicilio ubicado en Reconquista 271, de Yerba Buena. Al menos nueve horas antes, en avenida Solano Vera al 900, Pablo Osvaldo “Comequeso” Pérez había sido atropellado por una camioneta y falleció en el acto. Fueron tres muertes que conmocionaron a la vecina ciudad. El caso se transformó en una usina de rumores que salpicaba a dirigentes de diferentes partidos. No había mesa de café en la provincia donde no se tocara el tema y se tejieran diferentes hipótesis del caso.
La Policía rápidamente plantó una teoría. “Comequeso”, mantenía una relación sentimental con Edith a la que su madre se oponía. Según la teoría oficial, él había matado primero a la mujer de mayor edad, luego a su ex pareja y, cuando regresaba a su casa, decidió quitarse la vida arrojándose bajo las ruedas de la camioneta.
La teoría cayó rotundamente cuando se comprobó que “Comequeso” había fallecido horas antes que las mujeres. La investigación terminó llenándose de lagunas. Los que la dirigían comenzaron a dar manotazos para tratar de encontrar la verdad. Primero detuvieron a Alderete, pero no consiguieron nada. Luego al conductor de la camioneta que arrolló al sospechoso (también detuvieron a los dos acompañantes del conductor). Los mantuvieron más de ocho meses tras las rejas, pero tampoco sirvió de nada. Pese a que transcurrieron más de 32 años de ese hecho, nunca se supo qué sucedió.
1. Todo cambió en la zona del doble crimen
Yerba Buena no es la misma ciudad de fines de los 80. La zona donde se produjo el doble crimen cambió totalmente. La histórica Cancha de la Municipalidad, donde varias generaciones corrieron tras una pelota. El pavimento le ganó, en parte, al ripio de la calle Reconquista. Los habitantes de ese sector de la ciudad también cambiaron. Algunos murieron, otros se mudaron. Son muy pocos los vecinos que siguen en el lugar y aún menos los que se atreven a recordar.
“Era muy buena familia. Se daban mucho, pero nunca supimos lo que pasó. Se hablaron muchas cosas; sólo podemos decir que, si hubo ‘fiestas negras’ como decían varios, no nos enteramos”, señaló Florencia Álvarez.
“Las muertes de esas mujeres marcaron un antes y un después en el vecindario. Supimos que don Alderete había sido detenido por el caso, pero nunca supimos por qué. Él casi no vivía en la casa por razones de trabajo. Venía a visitarlas a ellas. Después dejamos de verlo”, dijo Juan Figueroa.
2. López: “’Comequeso’ fue el asesino”
Oscar López (foto), el defensor de los tres ocupantes de la camioneta que atropelló a “Comequeso”, le dijo a LA GACETA que durante años analizó de punta a punta el expediente. Él no duda. Es el único que sigue sosteniendo que Pérez fue el autor del doble homicidio y que luego se suicidó. “Él mantenía una relación con Edith, que no era consentida por la madre. Cuando ella se enteró de que estaba embarazada, buscó dinero para que se hiciera un aborto clandestino”, explicó.
El profesional agregó: “ese fue el quiebre que hubo en la relación bastante extraña que tenía la familia con el sospechoso. En el expediente consta que él viajó varias veces a Santiago del Estero con la familia. Y en esas estadías se producía algo muy raro: él dormía en la misma cama con ellas y a Alderete lo mandaban a dormir a una galería por el calor”.
Según López, los problemas surgieron cuando la mujer comenzó a impedir que mantuviera contacto con la joven. “Él se volvió loco con esa decisión. No era muy agraciado físicamente y salía con una mujer que era muy atractiva. Era como si estuviera saliendo con ‘Pampita’”, destacó.
El abogado tampoco cree que el supuesto autor haya actuado solo, sino que contó con ayuda de al menos otra persona. “Se supo que Nieva mantuvo relación con un pastor evangélico de Santa Fe que también terminó involucrado sentimentalmente con Edith. La más joven, al enterarse de la situación, decidió denunciarlo. Él prometió vengarse de lo que había hecho. Creo que él podría haber estado involucrado”, explicó.
“Hay otro dato para tener en cuenta. Muy poco tiempo antes de que las mataran, las mujeres decidieron electrificar la tapia por miedo. ¿Miedo a qué? No se supo, pero quizás sea para que ‘Comequeso’ no ingresara la casa”, agregó.
3. Morfil: “fue un crimen por encargo”
Cergio Morfil (foto), defensor del esposo y el padre de las víctimas, suspiró hondo y lanzó una frase que muy pocas veces se había escuchado en este caso: “fue un crimen por encargo, no tengo dudas”. El abogado del hombre que halló los cuerpos enumeró uno por uno los elementos que aparecen en la causa que lo llevaron a elaborar esta teoría: “hubo más de un homicida, actuaron con una espantosa frialdad; se preocuparon por no dejar evidencias para que no se los descubra y plantaron otras para comprometer a ‘Comequeso’”.
“Pérez fue un ‘perejil’, el victimario ideal. Creo que a él lo mataron y lo arrojaron muerto delante de la camioneta para que se piense que se había suicidado. Otro dato: en un primer momento se dijo que en el lugar del hecho se habían encontrado pisadas de ‘Comequeso’, pero después se llegó a la conclusión de que las pisadas fueron realizadas con la sangre coagulada, es decir, horas después de que las mujeres habían fallecido”, agregó.
El profesional todavía no puede entender el porqué de este, según su teoría, triple crimen. “En algún momento se conoció la versión de que podría haberse tratado de homicidios narcos. Siempre según ese rumor, tenían contactos con traficantes de Santiago del Estero que traían cocaína a la provincia y la hacían ‘enfriar’ en la casa de la Reconquista y que ellas se podían haber quedado con una parte de un envío. Esa fue otra línea que no se confirmó en la investigación”, explicó.
“Si me preguntan si pudo haber sido un crimen narco, por trata de personas, por venganza, por dinero, por chantaje, le tengo que responder: puede ser. Lo único que sí puedo afirmar es que ‘Comequeso’ no tuvo nada que ver y que nunca se conocerá la verdad sobre lo que ocurrió en esa casa”, explicó.
4. Cuando apareció la política
El doble crimen se produjo en un año electoral. En 1987 se debía elegir al sucesor del gobernador Fernando Riera. El clima de campaña se percibía en cada centímetro de suelo tucumano. Y la política, como el diablo, metía la cola en cada movimiento que se producía en la provincia. En lo único que coincidieron los tres entrevistados por LA GACETA es que este caso tuvo un profundo tufillo político.
El comisario retirado Víctor Aráoz, que estuvo al frente de la pesquisa, insistió que, por la investigación que él realizó, funcionarios y dirigentes de esos tiempos podrían saber lo que había ocurrido en esa casa de Yerba Buena. “Lamentablemente no me dejaron avanzar más porque me sacaron del caso. Evidentemente mi trabajo podría generar problemas”, indicó.
El comisario, que llegó a ser jefe de la fuerza, estuvo presente en la conferencia de prensa donde se informó que ‘Comequeso’ había sido el autor del doble crimen. “Se dispuso eso y se cumplió. No compartía esa teoría, pero no pude hacer nada para cambiarla”, aclaró.
Morfil reconoció que en esos días se habló de la vinculación de políticos de diferentes partidos, entre los que se encontraban referentes de toda la provincia, incluso, Yerba Buena. “Hubo muchas habladurías, pero oficialmente nada. Esas versiones tenían una clara intencionalidad política. Además, para entender la situación hay que analizar que en esos tiempos hablar de fiestas sexuales y relaciones homosexuales eran sinónimo de escándalo”, comento.
López fue mucho más categórico. “Se trató de un aberrante crimen pasional que fue utilizado para que Rubén Chebaia no fuera electo gobernador. La Policía y parte de la Justicia se unieron para cumplir con este objetivo. A mis defendidos los detuvieron para que imputaran a Rubén. Evité que lo sacaran esposado de su casa con todos los medios de comunicación registrando esa escena”, dijo el abogado, histórico dirigente del peronismo.
“Actúe así porque soy un convencido de que las elecciones se las gana con los votos, no con maniobras extrañas. Él, en esos comicios, sumó más sufragios, pero no le alcanzó porque en el Colegio Electoral terminaron ungiendo a José Domato como gobernador. Con Rubén hablamos varias veces, siempre le dije que el caso le costó la gobernación, pero al menos no fue encerrado injustamente”, concluyó.
“Fue una historia falsa elaborada por la ‘cana’ y los servicios para perjudicarme políticamente. No se olviden que soy hijo de desaparecido y muchos habrán pensado que habría revanchismo”, explicó Chebaia en una entrevista con LA GACETA. El ex legislador no quiso hablar mucho. “Es lo que siempre se llamó campaña sucia que se hizo muy popular en la historia del país. Me perjudicó políticamente, pero en lo personal no. Todo el mundo decía que era una campaña de desprestigio”, concluyó.
5. Nunca se corrió el halo de misterio
Durante años, mientras trataba de esclarecer la desaparición y el crimen de su hija Paulina, Alberto Lebbos acuñó una frase que cruzó las fronteras de la provincia: “no existen crímenes perfectos, existen investigaciones imperfectas”. Y esa situación también se dio en este caso.
En esos tiempos, ni en las películas de ciencia ficción se hablaba de pruebas de ADN, una pericia que hubiera sido clave para determinar de quién era el semen que fue encontrado en el vaso que estaba en la mesa de luz de la habitación de Edith. Tampoco se utilizó esa técnica para tratar de encontrar restos en el cuchillo, al que nunca le encontraron huellas dactilares.
Los métodos de investigación tampoco eran los correctos. Por ejemplo, como no había manera de hacer estudios genéticos, no se recolectaban muestras, pero tampoco se preservaba la escena del crimen. Los medios podían ingresar al lugar y tomar imágenes sin ningún tipo de problema. Contaminación, en esos años, era una palabra desconocida para los policías.
Los investigadores recurrían a otros sistemas poco ortodoxos para conseguir información que fueron muy utilizados durante la dictadura. En este caso volvieron a sobrevolar los miedos que generaban los Ford Falcon, la tortura y las detenciones ilegales. Ni aún así se consiguió resolver estos homicidios que ya llevan más de tres décadas de la más cruel impunidad.