SANTIAGO.- La policía antidisturbios de Chile se desplegaba anoche en las principales estaciones del tren subterráneo de Santiago, en medio de protestas de usuarios indignados por el aumento de las tarifas que han interrumpido esta semana los servicios del transporte público.
La compañía operadora Metro de Santiago dijo en un comunicado que, tras 11 días de manifestaciones, al viernes hubo más de 200 episodios de disturbios en estaciones que dejaron daños por más de 500 millones de pesos chilenos (unos 700.000 dólares) por destrozos en puertas y vías de acceso, ascensores y cámaras de seguridad, entre otros elementos.
Durante las protestas, las estaciones estaban cerradas o bloqueadas y en algunos casos la policía respondió con gases lacrimógenos y golpes. Dos policías resultaron heridos el jueves, cuando fueron detenidas 41 personas, según reportes de medios locales.
Las manifestaciones, que se han convocado a través de redes sociales y se repetían la tarde del viernes, reflejan las agudas divisiones del país, uno de los más prósperos de la región pero con fuertes desigualdades sociales.
A inicios de octubre los precios para un viaje en metro en la hora de mayor demanda aumentaron en 30 pesos a 830 pesos (1,15 dólar) y de 10 pesos a 710 pesos (1 dólar) para un viaje en autobús, lo que según el Gobierno se debe al fortalecimiento del dólar y al alza en los costos de la energía.
El viernes, los ministros de Transporte e Interior se reunieron con el jefe del estatal Metro de Santiago para discutir cómo manejar las continuas protestas, protagonizadas sobre todo por jóvenes.
La ministra de Transporte, Gloria Hutt, dijo a periodistas que “no se dará marcha atrás con las alzas de las tarifas”, señalando que “el gobierno ya subsidió casi la mitad de los costos operativos del metro”, uno de los más modernos de América Latina, que ha experimentado una expansión significativa en los últimos años.
El viceministro del Interior, Rodrigo Ubilla, condenó la violencia como “pura criminalidad”.
Las protestas comenzaron la semana pasada con llamados a evadir el pago de pasajes tras el anuncio de los aumentos de tarifas, en un país que cuenta con un salario mínimo de unos 420 dólares al mes pero que ostenta uno de los costos de vida más elevados de la región. (Reuters)