Tomás Hirth no sólo habla con su boca. Se comunica con sus manos inquietas. Su mirada, que no baja nunca, refleja seguridad y confianza. Tiene 17 años y se define como una persona hiperactiva. Resume con claridad lo que le interesa: el medio ambiente y un mundo más justo en el que se respeten los derechos. No le gusta lo desactualizada que está la educación hoy. Y explica por qué a los jóvenes les interesa muy poco la política. “No nos sentimos representados. La gente vota por descarte. No cree que su voto tenga algún valor, que pueda ayudar a que las cosas cambien”, evalúa el adolescente durante el ciclo de LA GACETA Play “La otra pregunta”, que se emite los martes por www.lagaceta.com.ar y por el Canal 11 de CCC.
Es alumno del colegio Sagrado Corazón. Ya participó dos veces en los Modelo de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y se prepara para estar en un simulacro de la “Cumbre de las Américas”. “Son experiencias inolvidables que te abren la cabeza, te ayudan a entender otras culturas y a aprender la importancia del debate”, cuenta.
- ¿Te gusta la escuela de hoy o creés que debe cambiar?
- Creo que la escuela es muy arcaica. Está demasiado atrasada. Una frase que la describe bien sería esta: no podés evaluar a un pez por cómo trepa un árbol, porque va a sentir toda su vida que es un inútil. Hoy en día con los descubrimientos que se han ido haciendo se sabe que no hay una sola inteligencia; hay más de una. Entonces, se está evaluando sólo una parte y no se ve el potencial que un alumno tiene en otros ámbitos. Con toda la tecnología actual, podríamos apoyarnos en ella y tener una nueva escuela.
- ¿Sentiste que hay un potencial tuyo que no puede ser evaluado, por ejemplo?
- Sí, el debate. El debate es escuchar al otro, sacar algo de eso y formar una propia opinión. Es muy importante, pero no se le da mucho lugar en la escuela. Cuando estoy con mis amigos debatimos, pero más en joda.
- Hablemos de los jóvenes, ¿qué sentís cuando dicen que la juventud está perdida?
- Me enojo. La juventud no está perdida. Sí tiene muchas cosas malas como también tiene cosas buenas. Muchos de los avances que vemos hoy son gracias a los jóvenes. Pensemos en todo el movimiento por el medio ambiente. No es cierto que no nos importa nada. Todos somos diferentes y nos importan cosas distintas. Yo, por ejemplo, soy un defensor de los derechos de las personas.
- Dos cosas que le pedirías al presidente que sea elegido en octubre...
- ¡Hay tantas cosas que le pediría! Voy a decir tres. Primero, fijarse en la parte económica, que en Argentina es deplorable. Segundo, que revierta la crisis alimentaria y sus consecuencias: el hambre y la obesidad. Y el punto más importante sería relacionado con el medio ambiente. El cambio climático es muy fuerte; la mayoría de los países está haciendo cosas y Argentina está muy para atrás, especialmente en lo que se refiere al reciclado de residuos. La gente ni siquiera tiene información.
- ¿Qué peligros experimenta un joven hoy en la calle?
- Los peligros de la calle son distintos y dependen de cada persona: no tienen los mismos temores un chico, una chica, una pareja gay, un trans. Un chico tiene miedo de que le roben; una chica teme no poder volver a su casa, o que le pase algo en el camino, que la violen. Me intentaron robar dos veces. Yo soy gay, pero por suerte nunca sufrí por eso en la calle. Últimamente estoy más abierto a decirlo. Es bueno poder reconocer quién sos, aceptarse... entender que no soy yo el que está mal sino que está mal el resto por creer que no estoy bien.
- ¿Alguna vez sufriste bullying por esta situación?
- Sufrí bullying en la primaria, incluso sin que nadie supiera que era gay. Los rumores siempre estaban; eso mata. Lamentablemente vi muchas veces situaciones de acoso escolar en mi colegio y en otros lugares.
- ¿Y creés que estamos anestesiados ante el bullying?
- El bullying está muy naturalizado. Muchos piensan que es una joda y nada más. Pero no saben la repercusión que puede tener en otras personas: incluso está relacionado a los suicidios, a la depresión, al propio odio. No creo que estemos anestesiados porque sí hay intentos de combatirlo, pero evidentemente se necesita más concientización, más profesionales trabajando en el tema.
- La noche fue históricamente importante para los jóvenes, ¿les afectó que la mayoría de los boliches les hayan cerrado el paso a los menores de 18 años?
- Antes el boliche era el lugar para encontrarse. Pero eso cambió. Ahora hacemos juntadas en casas de familia, en aquellas que nos dan la libertad de poder tomar. Si bien vamos a fiestas, a mí no me parece necesario ir a un boliche.
- ¿Pensás que es imposible divertirse sin alcohol?
- No. A veces salgo y no tomo nada. No me parece imprescindible.
- ¿Cómo te ves en el futuro?
- Dedicándome al análisis de las personas; voy a estudiar psicología. Me veo viajando y trabajando en otra provincia o país. Me gustaría conocer todo el mundo, otras culturas. Ya tengo en mente visitar Nueva Zelanda, Australia y Canadá. Me gustan porque son países muy abiertos de mente y avanzados en temas como ecología y derechos humanos.
- ¿Qué cambiarías de tu provincia?
- Algo imposible de cambiar: lo de pueblo chico infierno grande.
- ¿Te cuesta relacionarte con los adultos?
- A mí no me cuesta. Pero a los jóvenes, en general, sí. Muchos adultos te piden que tengás confianza y a veces, cuando lo hacés, te responden de una manera inesperada, te terminan reprochando. Si vos te estás abriendo, contando lo que te pasa, lo que esperás de un adulto es que te acompañe, que te entienda. Y no que esa confianza signifique un problema más.
-Vas a votar por primera vez este mes, ¿estás entusiasmado?
- No. Creo que muchos jóvenes, si pudiéramos, ni siquiera iríamos a votar. No nos sentimos representados. Además, los políticos que están ahora no dan para más. Vi los debates de candidato a gobernador para Tucumán y no me dieron ganas de votar. No proponen nada nuevo. No me gusta el historial de la política argentina. Los candidatos no inspiran nada. Escuché a mucha gente que vota por descarte: o votan a este porque roba menos o al otro porque es el menos peor. Nadie está convencido de que su voto valga la pena, o que ayude a cambiar algo.
- Te estás preparando para participar del simulacro Cumbre de las Américas, ¿qué temas vas a tratar?
- Me gusta participar del Consejo de Seguridad y de Crisis Humanitaria Ambiental. Voy a representar a Venezuela lo cual es un gran desafío por todo lo que están pasando en ese país. Por lo que estudié, lo más preocupante tiene que ver con la crisis política, pero especialmente la crisis alimentaria, el no poder acceder a productos básicos, y también los problemas con los medicamentos.
- ¿Qué deberíamos hacer para regalarle unos años más al planeta?
- Según la ONU si no hacemos un gran cambio en 2030, comenzarán a agotarse los recursos del planeta. Hay que empezar ya a cambiar nuestros hábitos, dar un giro de 180 grados. En Tucumán, por ejemplo, no hay planta de reciclaje que llegue a todos, tenemos industrias contaminantes y falta concientización sobre la necesidad de usar menos combustibles.
- Las nuevas generaciones tienen muy presente la cuestión ambiental, ¿cómo te imaginás la casa del futuro?
- Una casa en la que se consuma menos agua y menos energía eléctrica. En la cocina habría menos carne y más vegetales. Veo muchos artículos reutilizables. Y obviamente con separación de residuos orgánicos e inorgánicos. Cada uno debe aportar su granito de arena. Tiene que haber un cambio en la forma en que vivimos. Todos tenemos que hacer algo por el planeta.