Afrontar un texto dirigido por Edgardo Dib es siempre un ejercicio altamente recomendable, sean reformulaciones de clásicos (como hizo con “La casa de Bernarda Alba”) o elaboraciones propias (“(esto no es) Calígula”). Su universo conceptual y su potencia creativa lo llevan de un extremo a otro, conocedor de los recursos más íntimos que hay dentro de un artista para potenciarlo al máximo y lograr enmudecer y asombrar al público con puestas siempre distintas, que parecen haber sido hechas por personas diferentes.

Dib llegó al último día del XV Argentino de Artes Escénicas en la Universidad Nacional del Litoral con una pareja actoral brillante. “¿Por qué demoró tanto?” reúne a los santafesinos María Rosa Pfeiffer y Raúl Kreig en un texto escrito por la primera a partir de “La gaviota”, de Anton Chejov. La historia recupera al dúo de personajes Nina Sarechnaia y Kostia Treplev a partir de lo imposible: se produce tiempo después del suicidio de él y de la partida de ella, punto cúlmine de la obra del ruso, a partir del cual todo rueda hacia abajo hasta el final.

Ese reencuentro tiene múltiples significados y lecturas, que incluso van más allá del escenario. Pfeiffer y Kreig trabajaron en la puesta de “La gaviota” en 1990 y nunca más volvieron a actuar juntos. Así que la vivencia fresca y reconfortante de los personajes la sienten las propias personas en carne viva, con una alegría desbordante de redescubrirse en medio del tono nostálgico y de la tristeza casi infinita chejoviana. Dib construye, con precisión quirúrgica y oficio añoso de artesano, la felicidad de verse y saberse vivos, aunque sea en el último instante que podrán compartir, donde el amor que se sienten es infinito con la conciencia de que, al mismo tiempo, será imposible. El mayor deseo del espectador es que le permitan sumarse al abrazo. La obra representará a Santa Fe en la Fiesta Nacional del INT.

Haber empezado de ese modo la última jornada del encuentro montado por la UNL en su centenario, a través de su Secretaría de Extensión Social y Cultural, hizo que se camine con el corazón en la mano por el resto de las funciones.

Posteriormente se presentó la obra “Nunca nadie murió de amor excepto alguien alguna vez”, a cargo de los cordobeses de La Mucca Teatro, con la dirección de Guillermo Baldo.