Cada año más cantidad de internos se suma a la propuesta de estudiar dentro de la cárcel. Los alumnos completan el primario y el secundario pero este año sorprendió la demanda del nivel superior. Entre las distintas carreras que cursan, abogacía y trabajo social son las más elegidas, destacan el arquitecto Federico Periotti, director de la Escuela Sede de la Modalidad de Educación en Contextos de Encierro, y la referente de la modalidad, trabajadora social Emilia Cueli.

Los alumnos de las escuelas sedes y subsedes de Concepción, Banda del Río Salí y Villa Urquiza participan todos los años de la feria. “Tenemos un cupo para nuestra modalidad. El año pasado un grupo de adolescentes vivió una experiencia excelente porque viajaron a la instancia nacional en Córdoba”, resalta Periotti.

Inclusión: estudiar tras las rejas

“La temática que abordan en sus trabajos de investigación es muy variada, y se busca que esté relacionada con lo que viven y les pasa a diario, tanto en lo cultural como en lo vivencial”, señala el directivo. Generalmente se interesan por cuestiones como el reciclado, el cuidado del cuerpo, la huerta, el agua un recurso de vida, la zoonosis, el teatro, el trabajo infantil y escritos.

Los presos también pueden elegir cursos de formación profesional sobre durlock, carpintería, bibliotecología, talleres de escritura, teatro o artes plástica. Se trata de garantizar una educación integral en todo sentido, y, por supuesto, el derecho a alfabetizarse, destacaron Periotti y Cueli.

Datos

- 1.200 estudiantes en las cárceles tucumanas

- 250 primarios

- 590 secundarios

- 220 de formación profesional

- 140 de educación superior