“Una herida que aún sangra”, dice Salomón Nussbaum, rabino y referente de la colectividad judía en Tucumán, cuando habla de la explosión en el edificio porteño de Pasteur 633, hace ya 25 años. El atentado a la AMIA no fue un ataque a una colectividad específica, explica, sino un atentado contra toda la sociedad argentina.
La falta de esclarecimiento de los hechos que causaron la muerte de 85 personas y que dejaron a 300 con heridas es una vergüenza que el país carga ante la comunidad internacional, afirma Nussbaum. “Es penoso que no se haya llegado a obtener indicios creíbles de quiénes son los responsables, porque si bien la ingeniería del atentado se pergeñó fuera de Argentina, contó con una estructura lodal que pudo llevar a cabo esta vil acción”, asegura el rabino.
El reclamo, 25 años después, sigue siendo el de memoria, verdad y justicia. “La sociedad argentina siempre ha acompañado este pedido, pero esta voluntad de que se esclarezca lo que pasó no coincide con las instancias formales de la Justicia, -insiste- que no ha logrado dar con los responsables: además de los asesinos, están las personas que encubrieron y se ocuparon de jugar a las escondidas (con los datos) o de no dejar que el proceso circule por su vía normal”.
Las falencias en la investigación, dice, no pueden justificarse por la inexperiencia: este fue el segundo atentado terrorista en un edificio vinculado a la colectividad judía en 28 meses. El primero fue en la embajada de Israel, en 1992.
“No hubo respuesta ante la magnitud de la tragedia y tampoco se pusieron a resguardo los indicios. En vez de eso -reclama- hubo un enorme manoseo y se desvirtuaron los datos de la investigación”.
En medio de tanto dolor, Salomón Nussbaum rescata el valor de que la sociedad argentina haya hecho de este reclamo una causa propia. “La sociedad argentina se merece que no sólo se recuerde la tragedia de la AMIA cada 18 de julio, sino que las nuevas generaciones puedan cerrar esta etapa, este hecho en el que la impunidad es el personaje más visible”.
En Tucumán, el acto se realizará el viernes a las 13, en el centro de la Plaza Independencia. Estará presente Mario Averbuch, papá de Yanina Muriel, que trabajaba en el Servicio Social de la AMIA y fue asesinada en el atentado. Será un acto de recordación y homenaje, al que están invitados a asistir todos los tucumanos.