La necesidad agudiza el ingenio. Ramiro Juliá es uno de los muchos habitantes de El Corte que desde el sábado y hasta el lunes estuvieron aislados. Aislados significa que algunos de ellos debían dejar sus autos hasta a tres kilómetros de distancia de su casa, y continuar a pie, montaña arriba. Aislados significa que si se les había acabado el gas, no tenían cómo transportar garrafas. Aislados significa que las personas mayores y los niños también debían pasar por esas travesías. Y ese aislamiento se debió a que el sábado se produjo un desmoronamiento en un terraplén del puente del río Muerto, y un operario que estaba trabajando allí murió, aplastado por la tierra. “¿Saben que existe un camino que pasa por atrás del Hogar San Agustín y desemboca en la calle Chubut?”, les comentó Ramiro a los demás residentes.

La primera en decirlo -en rigor- fue otra vecina, en el grupo de WhatsApp que tienen en común. De ahí en más, muchos se animaron a esa vía alternativa. Se trata de una senda pedregosa. Para acceder, hay que subir por la calle Sarmiento hasta que se acabe. Una vez allí, se debe doblar a la izquierda. Tras eso, sólo es cuestión de seguir el camino, que atraviesa una propiedad privada, baja al lecho del río y desemboca al costado del countrie Ianua Caeli. “El Corte ha crecido en los últimos años. Es fundamental que haya más pasos; más caminos. Hoy, si se corta el puente nos quedamos incomunicados. Pero estamos tan mal en materia de seguridad, que tenemos miedo de que, al abrir vías, se les facilite, también, el ingreso a los delincuentes”, razona.

Roberto de la Rosa dice que les han cambiado la vida de un día para el otro. Que quedarse sin el puente o con el paso cortado -como les sucedió- ha sido de terror. “Es increíble que hayamos estado incomunicados. Increíble. Y esto se debe a que no hubo planificación. Nunca se pensó que El Corte iba a crecer tanto”, declara, y enseguida resalta que, si actualmente se está haciendo un nuevo puente, es porque los vecinos insistieron durante ocho años ante todos los niveles gubernamentales: local, provincial y nacional. Ahora -prosigue-, es fundamental que se abran más alternativas de paso y que la ruta 338, en su tramo urbano, sea transferida a la Municipalidad de Yerba Buena, para que se haga cargo del mantenimiento.

A diferencia de otros vecinos suyos (quizás), el arquitecto Jorge Camps piensa que vivir en El Corte implica cierta aceptación a una vida más agreste. En lo que sí coincide es en que el crecimiento urbano ha generado una presión sobre los servicios públicos: “hace 15 años, las casas eran habitadas los fines de semana, en su mayoría. Hoy, son de ocupación permanente. La población ha crecido un 80%”, calcula. Agua potable, alumbrado público y recolección de residuos son tres ítems en los que sí hubo mejoras. Gas natural, seguridad y caminos, en cambio, los anota en el apartado de los inexistentes. Con respecto a esta última cuestión, Camps coincide en que necesitan vinculaciones sobre el río Muerto. “El Corte es la madre de todas las unidades ambientales. Así lo establece el Código de Ordenamiento Urbano. Pero eso no parece ser tenido en cuenta”, reflexiona.

Desde ayer a la tarde, el tránsito sobre el puente se encuentra nuevamente habilitado, tras el corte por el accidente del sábado. No obstante, únicamente se puede circular por media calzada. Y se encuentra prohibido el tránsito de camiones, ómnibus, camionetas y otros vehículos pesados.

Circunvalación

La necesidad de nuevas conexiones no parece pasar inadvertida ante el municipio yerbabuenense. Aunque sí, no deja de ser solo un anhelo. El ingeniero José Luis Ferroni -secretario de Obras Públicas y Planeamiento Urbano- cuenta que desde 2015 existe un proyecto al respecto, que le fue acercado a la Dirección Provincial de Vialidad, con la intención de que se busque financiamento.

“Un viejo anhelo de los vecinos de El Corte es tener otra comunicación con Yerba Buena, a través de la apertura de una calle que comunique el sector de la escuela República de Italia con la calle Chubut y el camino de sirga. Esta podría ser la primera traza de una avenida de circunvalación”, se lee en el texto de ese documento.

Según Ferroni, si no se ha podido concretar ese planteo, es porque no ha habido inversión en infraestructura. “En esta provincia, ni se invierte ni se mantiene. Y así no se puede seguir. Ha llegado el momento de que, a quienes les toca estar en la función pública, y me incluyo, hagan lo que tienen que hacer”, afirma.

El nuevo puente

En diciembre del año pasado, la empresa Hugo Cerviño Constructoras ganó la licitación pública para la construcción de un nuevo puente sobre el río Muerto, por $ 40 millones y con un plazo de obra de seis meses. El acta de inicio se firmó en junio pasado, por lo que -si no hubiera ampliaciones- debería culminar en diciembre de este año. El proyecto consiste en la demolición del puente actual, de 15 metros de largo y seis metros de ancho. Se hará una nueva conexión de 30 metros de largo y poco más de 11 metros de ancho. El sábado, cuando se produjo el desmoronamiento, un grupo de obreros se encontraba realizando tareas de limpieza para la apertura de un camino provisorio, que será usado hasta que concluya la obra del nuevo puente.

En marzo de 2015, una tormenta puso en duda la estabilidad de la estructura y desnudó los efectos de la extracción de áridos descontrolada.