La foto final. Integrantes del plantel argentino posando en el campo del estadio Arena Corinthians con medallas en sus pechos y una medida alegría por el tercer puesto. Pero Lionel Messi no estaba allí (como tampoco Nicolás Otamendi). Decidió quedarse en el vestuario, contrariado. Minutos antes, había visto la tarjeta roja que, sin justificación posible, le sacó el árbitro paraguayo Mario Díaz de Vivar en el partido que la Selección le ganó a Chile 2 a 1.
La foto final fue una consecuencia directa de lo que vivió Messi. “Siempre digo la verdad y soy honesto, eso es lo que me deja tranquilo. Si lo que digo afecta y tiene repercusiones, no es parte de mí. Quizás esto fue mandado y me pasaron factura por lo que dije”.
La expulsión vino después de un forcejeo y una desmedida reacción del chileno Gary Medel, luego de una jugada en la que la pelota se fue por el fondo. “Él es así, va siempre al límite, tiene muchas peleas. Era tarjeta amarilla para cada uno. Antes del partido, el árbitro nos dijo que le gustaba hablar mucho y llevar el partido. Y después sacó dos tarjetas de una”. Fue su segunda expulsión en 823 partidos, jugados con las camisetas de la Selección y de Barcelona (sólo vio la roja con la argentina).
Vale recordar: el martes, el “Diez” habló de los dos penales no cobrados ante Brasil. Y consideró que los árbitros “se cansaron de cobrar boludeces y no fueron al VAR”. Su frontalidad fue mayor ayer, aunque sin levantar el tono de voz. “No quise ir a la premiación por todo un poco. Nosotros no tenemos que ser parte de esta corrupción, de esta falta de respeto de toda la Copa. La corrupción, los árbitros, y todo eso, no permite que la gente participe del fútbol, del show y lo arruine un poco”. Y dijo más: “La Copa está armada para Brasil. Ojalá que el VAR y el árbitro no influyan en la final, y que Perú pueda competir”.
En el final, una mención al equipo: “me voy tranquilo, con la cabeza alta, orgulloso de este plantel y espero que la gente siga apoyando a este grupo, que tiene mucho para dar. Encontramos la idea, el juego, de a poco fuimos creciendo, al igual que el técnico. Esto nos da tranquilidad y estabilidad para los chicos. Es bueno para todos.”