Con dos gorras y una bandera con los colores de Venezuela, se ubicaron en un bar del parque Avellaneda. Eran cinco: Rafael Pinto, su hijo Jorge, su novia Norys Pino, su prima Samantha Ojeda y Ana Tellez.
Hace ocho años que Rafael vive en Tucumán; Ana, que es odontóloga, llegó hace siete meses. Ambos siguieron el partido con tranquilidad. Por momentos, en silencio. Ocasionalmente surgía algún aplauso, y el aliento. Pero nada más. Al concluir, se pusieron sus abrigos, saludaron y se marcharon.
Rafael, debe ser uno de los venezolanos que más tiempo lleva viviendo en Argentina, en especial en el “Jardín de la República”. En el entretiempo contó: “Ya somos 500 los compatriotas aquí. Nos juntamos los sábados en la feria de comida que realiza la Municipalidad, allí se deleitan con las cosas que hago de mi país”, apuntó el chef, que trabaja en un local de Corrientes al 400. “Al fútbol lo tomó con mucha tranquilidad, más allá de que juega nuestra selección. En nuestro país el deporte preferido es el béisbol. Pero el fútbol fue creciendo, y dejamos una muy buena imagen en esta Copa América. Creo que merecimos haber marcado un gol, Armani estuvo muy bien”.
Un grupo que hinchaba por los colores argentinos se ubicó adelante de ellos, también para seguir el partido. Estaban Melina González, las hermanas Nahime y Faride Galip, además de Emanuel González. Lo disfrutaron a pleno, sobre todo los goles y las buenas atajadas del arquero. Los del “Vinotinto” los miraban de reojo, mientras tomaban y comían algo, siempre en la más absoluta calma.
Ojeda, dedicada a la informática, y prima de Rafael, apuntó sobre el resultado, ya consumado el 2 a 0: “En la previa, sabíamos que no la teníamos fácil, por lo que significa Argentina. Aun así, simplemente teníamos esperanza de ganar. Igualmente, a mi entender hicimos un gran papel. Ellos marcaron un lindo gol y el otro fue un error nuestro”.