Laborioso, perfeccionista, de pocas palabras, el maestro organero Juan Weinhold se encorva sobre cada pieza para trabajarla minuciosamente. Lleva más de 40 años reparando órganos históricos y nuevos con la misma pasión. Viaja por toda la Argentina con su equipo técnico visitando las grandes iglesias. No es común ser organero. Todavía es un oficio que se transmite de generación en generación. “A mí me lo enseñó un inmigrante vasco, Marcos Azurmendi, que como no tenía hijos y me vio condiciones me pasó su saber”, dice sin permitirse sentarse ni un minuto para hablar con LA GACETA.

Parado, impaciente por continuar con su labor, no se anima a decir que quienes lo acompañan en su trabajo son sus discípulos. Prefiere decir “son mis socios”. Pero Pablo Fernández admite que casi todo lo aprendió del maestro y también de Alejandro Galli, que trabajaba con Juan antes que él. Con cuidado, el maestro más que limpiar acaricia cada pieza del instrumento que animó la primera misa que se ofició en la Catedral de Tucumán, el 19 de febrero de 1856, y que fue celebrada por fray Mamerto Esquiú.

MAESTRO ORGANERO. Juan Weinhold ejerce el oficio hace 40 años.

“Este órgano es el segundo más antiguo del país, la mayoría surge a partir de 1900”, precisa Pablo Paverini, director del coro y organista de la Catedral desde hace 24 años. El más antiguo, de 1730, está en el museo Sobremonte de Córdoba. “Este instrumento fue traído a Tucumán en dos partes. La primera llegó de Francia, por barco, en 1853, a pedido del gobernador Celedonio Gutiérrez. Y la segunda, de Italia, en 1905, fue gestionada por la curia de Tucumán”, agrega.

Hace un año y seis meses el órgano enmudeció. Había que cambiarle una caja llamada “secreta”, una suerte de receptáculo de madera que contiene el aire que recibirán los 1.200 tubos de plomo y estaño, y de zinc que componen el órgano. “Es un instrumento muy complejo, en conjunto suena como una orquesta. El de Tucumán tiene 54 notas. Su partitura tiene tres partes, una para mano derecha, otra para la izquierda y otra para pies”, prosigue.

El de la Catedral es uno de los cinco órganos que hay en Tucumán (ver “Quizás te interese ...”). Desde que se rompió se utiliza para la misa un armonio, que es un instrumento mucho más chico. Para la reparación hubo que hacer traer repuestos de Alemania., de la marca Laukuff. Implicó toda una logística, con coordinación con los despachantes de Aduana y demoraron seis meses en llegar. “Los gastos de reparación fueron costeados con subsidios de Cultura Provincial y la Municipalidad, aportes de los fieles y actividades benéficas de la parroquia”, explica el párroco padre Marcelo Barrionuevo. Los trabajos terminarán el mes que viene.

Para ser organero no hace falta ser organista, pero sí tener conocimientos de carpintería, herrería, electrónica, electricidad y música. Por eso no hay tantos con ese oficio en el país. A los 72 años Weinhold, alemán, soltero y sin hijos, recorre las provincias de Mendoza, San Luis, Salta y Buenos Aires devolviéndole el alma a los solemnes instrumentos. Para que sigan derrochando armonía, arrojando notas al aire como semillas para atraer a los ángeles.

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¿Cómo funciona el órgano musical?
Es un instrumento musical de teclado de viento. Los sonidos se generan haciendo pasar aire por tubos de diferentes largos, desde centímetros hasta 6 metros.

¿Quién lo inventó?
Se origina en Grecia. Cuando los romanos lo conocen la Iglesia lo introduce en las ceremonias religiosas para su acompañamiento en el siglo VII.

¿Cuántos órganos hay en Tucumán?
Hay cinco en los templos: Catedral (1856), Santo Domingo (1907), San Roque (1930), Inmaculado Corazón de María (1926) y San Francisco (1936).

¿Todos los órganos de Tucumán funcionan?
No. El de la Catedral se está reparando y el de San Roque no funciona desde hace mucho tiempo. Los demás sí están en actividad.

¿Se siguen fabricando órganos musicales?
Sí. El último órgano importante fue adquirido por el Centro Cultural Kirchner, Buenos Aires. “Cuesta entre 8 y 9 millones de euros”, calcula Pablo Fernández.

¿Cuál es el órgano más grande del país?
El de la basílica del Santísimo Sacramento de Buenos Aires. Tiene 4.983 tubos, 73 registros, cuatro teclados manuales y una pedalera. Se inauguró en 1915.