Mario Pasarín, el padre de Sabrina, deberá enfrentar un tribunal junto con otras nueve personas por tráfico y venta de drogas, según se confirmó el lunes. En el pedido de elevación a juicio realizado por el fiscal federal Pablo Camuña surge un dato llamativo: ordenaba a los hombres de su organización que utilizaran los vehículos como armas para acabar con todos los uniformados que intentaran detenerlos en los controles.
“Pasarín dio precisas instrucciones (a los miembros de la organización que supuestamente dirigía), a fin de que si se encontraban con un control policial, no tenían que parar por ninguna circunstancia, sin importar la vida de terceros o la de ellos mismos”, se puede leer en el escrito que trascendió ayer.
La División Antidrogas Tucumán de la Policía Federal recibió una denuncia anónima en la que se daba cuenta de una organización que se dedicaba al tráfico de cocaína en esta y otras provincias. Los pesquisas, bajo la dirección de Camuña, identificaron a cada uno de los miembros y cómo era la operatoria.
Según la acusación, Pasarín era el líder de la estructura y compraba la cocaína a un proveedor en Orán, que fue identificado como Ariel Gustavo Flores, residente en la localidad salteña de Aguas Blancas. Periódicamente viajaba al norte del país (se estima que transportaba hasta 20 kilos de cocaína por semana), donde colocaban la droga en las ruedas de auxilio de los vehículos que eran de propiedad del supuesto jefe.
Jonathan Emanuel Campero, Jorge “Firu” Mansilla, Franco “Toro” Barrientos y José Guimarey, siempre de acuerdo con la hipótesis de Camuña, eran los encargados de trasladar la cocaína en viajes que habrían sido supervisados personalmente por Pasarín. Utilizaban rutas y caminos alternativos para no ser detectados.
En un tercer plano, según la investigación, se encontraban las personas encargadas de la venta y distribución al por mayor de la sustancia, que llegaba desde el norte del país a la provincia. Fueron acusados de realizar esta tarea César “Pelado” y Sergio Ale y Hugo “Boli” Tapia, que también se encuentran detenidos.
Por último, el cuarto eslabón de la organización: se encontraban las personas dedicadas a la venta de la cocaína en la modalidad menudeo y delivery. Uno de los grupos desarticulados funcionaba en Famaillá y era dirigido por Ricardo Samuel Morales. Los otros quioscos encontrados pertenecerían a Pasarín. Quedó desvinculado del proceso, por falta de mérito, Valerio Subia Cardozo.
El expediente ya pasó a manos del Tribunal Oral Federal (TOF), que deberá fijar la fecha del juicio. Las audiencias, con seguridad, recién comenzarían el año que viene. No se descarta que los acusados decidan recurrir a un juicio abreviado.