El olor es nauseabundo; el paisaje, de desidia; los reclamos, nulos, y al final, lo único que queda, es saltar el charquito y adaptarse a vivir con ello. Las pérdidas cloacales son moneda corriente y foco de las denuncias diarias de los vecinos de distintos barrios de la provincia. El problema no es sólo ensuciar las zapatillas, sino todo lo que convivir con podredumbre y desperdicios conlleva: enfermedades, infecciones, nauseas, entre otros.
En este marco viven los alumnos, padres, trabajadores y autoridades de la escuela Idelfonso Muñecas. Además de los vecinos y comerciantes de la zona, por supuesto.
Estos estudiantes, que hoy se vuelven protagonistas del barrio, dejaron volar su imaginación y con cabeza de niños, decidieron ponerle color a su realidad y mostrar la problemática con la que conviven, de otra manera. Para ello, recrearon aquel entretenimiento que tenían los "grandes" en su infancia y fabricaron barquitos de papel que pusieron a navegar en las aguas sucias que circulan en la puerta de su escuela. Lo paradójico de la escena cotidiana es que los chicos le buscaron una vuelta con imaginación y color. Los vecinos pudieron ver el agua podrida de todos los días, combinada con los barquitos de colores llamativos que representan vida, capitaneadas por la preocupación con las manos en el timón del llamado de atención.
Y si el arte el arte es una forma de expresión que siempre produce una reacción en el otro, ¿por qué sería diferente en ese caso? Eso pensaron los alumnos de sexto año de la secundaria y, apoyados por su profesora de arte, llevaron adelante su idea.
"Esta iniciativa surgió por el mal estado en que se encuentran las calles que rodean a la institución. Pensamos en hacer esta intervención artística de una manera silenciosa, es decir sin perjudicar el tránsito ni molestar a los vecinos y, a la vez, usando la creatividad", comentó Agustín Perea, uno de los alumnos que participó en la idea.
Las respuestas de los conductores fueron diferentes. Algunos miraron la intervención con confusión, sin entender mucho de qué se trataba y, mucho menos, su objetivo. Otros, la interpretaron y, sin decir nada, dieron su apoyo a la causa con bocinazos de aprobación.
"Navegando hacia el futuro", así fue nombrada esta iniciativa ¡Vaya que significa mucho! ¿Futuro? Para ellos el futuro tiene que ver con no pasar una odisea para llegar al escuela, con vivir en un lugar limpio y respirar aire puro, con entrar al aula con los zapatos limpios y no sentir que, al salir, están en peligro: "queremos un futuro mejor".
Las calles intervenidas en esta ocasión fueron: Ramírez de Velazco y Federico Helguera, y desde Bulnes hasta Colombia. "Esperamos que vuelva a repetirse y abarcar otras áreas cercanas a la escuela que también se encuentran en mal estado", finalizó Perea.