Forky es un tenedor plástico. Le pusieron boca, bracitos y piernas. Así se convirtió en el juguete más preciado para Bonnie. Y es uno de los protagonistas de la recién estrenada Toy Story 4. Por primera vez, una de las sagas más queribles del mundo animado incluye un muñeco de fabricación casera. Suena increíble que esto suceda en plena era de la tecnología y las pantallas. Sin embargo, los jugueteros lo celebran. Porque, según dicen, hay en la actualidad una revalorización de los objetos sencillos, elaborados por los propios niños, y artesanales.

No tienen cables ni botones. Surgieron de la imaginación de un chico. Y eso es lo más maravilloso que tienen los juguetes caseros, aseguran los pediatras. Para estos médicos, cuanto más simples sean los objetos para divertirse, mejor. “Una caja de cartón es el regalo ideal para un niño: puede ser usada para dibujar o convertirla en una casa”, sugiere en un informe la Academia Americana de Pediatría.

A la cabeza de los juguetes “hechos en casa” está el famoso slime, una masa viscosa y colorida que puede moldearse a voluntad. Desde hace dos años los videos de cómo fabricarlo están a la cabeza de lo más buscado en la web. También el spinner (una variante del clásico trompo giratorio) fue hasta hace poco la estrella de las creaciones caseras.

Contrarrestar la pantalla

¿Qué tiene de especial un juguete casero? ¿Por qué se ha revalorizado en los últimos años y lo aconsejan todos los expertos? Mónica Palacios, maestra jardinera, es una militante de que los chicos fabriquen sus propios entretenimientos. “Es una forma de contrarrestar la era de las pantallas, ese estado de hipnosis que genera el exceso de tecnología”, dice.

Mariana González, diseñadora, profesora e integrante de “Jugueteros Tucumanos”, sostiene que hay una importante movida a favor de los juguetes caseros, de los artesanales y de todos aquellos que no ocupan tecnología. “Los padres que toman conciencia que su hijo no puede pasar todas sus horas libres con un celular, deben darle a los niños un objeto que haga que se reencuentren con el tacto de diferentes materiales, sentarse en el piso o césped a jugar, al aire libre jugar, creando, e interactuando principalmente con otros chicos”, opina.

Que un papá se tome el tiempo para crear un juguete junto a su hijo pone en valor muchas cosas: no solo la imaginación, también la comunicación, el afecto y el amor, sugiere Alejandro Rojas. Tiene 60 años y fabrica objetos desde hace 50. “Con cada cosa que hago vuelvo a mi infancia”, resalta el artesano, para quien la tecnología nunca podrá reemplazar el poder creativo que tienen las manualidades.

Gloria Recalde opina que el valor de los objetos caseros está directamente asociado a las experiencias, a los momentos que compartimos con nuestros hijos cuando fabricamos, por ejemplo, un auto o un bebote de tela. “En los niños potencia sus capacidades intelectuales y manuales. Además, hay un aprendizaje ante la aparición de problemas y el hallazgo de soluciones”, resalta la docente de un taller solidario de muñecos artesanales que realiza el Ministerio de Desarrolla Social en el Ingenio Cultural.

“A través de un juguete hecho a mano, con texturas, colores y formas exclusivas, les enseñamos a nuestros hijos que cada individuo es un ser único y especial”, remata.

HECHO EN CASA. El carting que fabricaron los hijos de Lucas Mohamed.

Fascinados

La pregunta del millón: ¿es posible que los chicos se interesen más por los juguetes caseros y menos por la tecnología? “Sí, es posible. Y es una gran oportunidad”, sostiene la psicopedagoga Natalia Jiménez Terán. Aunque deja en claro: para que esto suceda los adultos nos debemos involucrar. “Si les ofrecemos la posibilidad de fabricar algo, ellos quedan fascinados. Estas actividades favorecen el desarrollo del pensamiento, de la motricidad y ponen en juego la invención, algo bastante dejado de lado en nuestros días”, resalta la especialista, y aconseja utilizar piezas acordes a cada edad para no poner en riesgo a los chicos.

Que haya equilibrio. Eso es fundamental en una era donde tampoco crecer sin nada de tecnología puede ser una opción, sostiene la profesional. Un tiempo para las pantallas y otro para la creatividad es lo ideal. Porque la diferencia de ambos entretenimientos es abismal. Omar Escudero, restaurador de juguetes, grafica: “no es lo mismo estar frente a una pantalla donde los personajes, historias y escenarios ya están hechos, a hacer de tu patio o fondo un escenario sin límites para crear tus propias historias y personajes”.

> Robots, kartings y una tirolesa

“No le compro juguetes a mis hijos; dejo que se los fabriquen ellos”, cuenta el reconocido automovilista Lucas Mohamed, y muestra orgulloso las fotos de los dos pequeños (Lucas y Selim, de seis y ocho años) con sus creaciones: un karting de cartón, una ametralladora hecha con felpones, lapiceras y cintas, un robot de cajas, entre otros objetos.

A él siempre le fascinó hacer sus propios juegos. “Cuando llovía, hacía mis barquitos con tergolpol y los perseguía mientras el agua de la calle se los llevaba. También recuerdo, cuando llegó el pavimento, que fabriqué mi primer karting con madera y rulemanes. Jugaba con un amigo: uno empujaba y el otro andaba, y nos turnábamos”, recuerda.

En su casa de El Corte no hay internet. Y tienen un solo televisor. “Así que no hay más opción que salir al fondo a jugar con los animales o crear nuestros propios entretenimientos”, resalta. El también hace sus aportes a la causa: hace poco les construyó una tirolesa con un cable de acero y dos rulemanes de portón. La base la hizo con palets.

> Se valoriza lo artesanal y retro

En un mundo tan tecnológico, hay un retorno triunfal de los juguetes artesanales. Son chiches que compran los grandes para los niños, y hasta para sí mismos porque con ellos pueden evocar la infancia. Estos objetos emotivos y personales, realizados por jugueteros y artesanos, resultan una alternativa a los que se ofrecen en forma masiva, a los tecnológicos y estereotipados. “Lo que tiene el juguete artesanal es que es una pieza única. Lo que se ve últimamente son los juguetes de autor, utilizando materiales nobles como la madera y la tela”, Hernán Pelli, que se dedica a la escultura en miniatura. También nota un auge del coleccionismo de estas piezas.

Luis Benjamín Vázquez Rivadeneira, quien realiza automatización y customización de autos a escala, explica porqué se valoriza más el juguete artesanal o retro: “cada pieza trae consigo recuerdos y anécdotas, y todo esto le da valor a ese objeto, ya que en la era de la tecnología la gente se desprende mas fácilmente de los juguetes y los reemplaza por celulares u otros aparatos”.