BERNA, Suiza.- La igualdad de derechos, el reconocimiento del trabajo invisible femenino y la paridad salarial son parte de las consignas que movilizaron a miles de mujeres en Suiza, que se declararon en huelga para hacer oír sus reclamos.
“En 2019 aún estamos buscando la igualdad. Pero hay mucho más que esto: el problema es que la cultura del sexismo forma parte de la vida cotidiana en Suiza, es invisible y estamos tan acostumbradas que ni siquiera nos damos cuenta de que está”, dijo Clara Almeida Lozar, una de las organizadoras de la protesta, entrevistada por Swissinfo.
En el país los hombres ganan como media un 12% más que las mujeres y en puestos de mayor responsabilidad la brecha aumenta hasta el 18,5%, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Además, un reciente sondeo de Amnesty International, mostró que el 59% de las suizas denunció haber sufrido acoso sexual al menos una vez en la vida.
“Con esta huelga, queremos mostrar que nada funciona sin el trabajo visible e invisible de las mujeres. Pero no solo eso: ¡también estamos luchando por la igualdad real, ahora y en todas partes!”, escribieron las activistas en el portal oficial del movimiento Femmes en Greve (Mujeres en Huelga).
La consigna que encabeza la web oficial es “Por mas tiempo, más dinero y más respeto”.
Las manifestaciones comenzaron el jueves a la noche, en Lausana, donde las mujeres hicieron sonar las campanas de la catedral, iluminada de violeta, el color que identifica el feminismo, consignó Ansa.
En Basilea proyectaron el símbolo feminista con el puño cerrado sobre la sede de la compañía farmacéutica Roche.
En Berna, la capital de país, el parlamento hizo una pausa de 15 minutos en apoyo a la medida, y cerca de 5.000 mujeres se congregaron frente a la sede del gobierno, mientras que un número superior se reunía en una gran explanada en el centro de Ginebra.
Y el diario “Le Temps” dejó espacios vacíos donde hubieran debido aparecer artículos firmados por las periodistas.
En Suiza, a diferencia de varios países del norte y del centro de Europa con los que se suele comparar al país por su nivel de vida, su economía fuerte y sus avances tecnológicos, la política familiar está muy retrasada.
El número de guarderías está lejos de cubrir la demanda, las familias deben desembolsar mensualmente entre el 10 y el 11% del salario del hogar para pagar este servicio y los padres no tienen licencia de paternidad, como en gran parte de Europa. (Télam)