“La venta de drogas en el penal es un negocio millonario. Por cada día de visitas se sacan entre $300.000 y $400.000”, declaró Gonzalo Giri, uno de los reos de Villa Urquiza que fue golpeado luego de que se presentara en la Justicia Federal para informar sobre el tráfico de estupefacientes dentro de los muros de la prisión.
Después de una semana de haber sido trasladado a la seccional 1ª, personal de Instituto Penales le tomó declaración para iniciar una investigación interna sobre lo que había sucedido. El detenido, acompañado por su defensor Gustavo Morales, está acusado de “resistir activa y gravemente al cumplimiento de órdenes legalmente impartidas por funcionarios competentes” y por “retener, agredir, coaccionar o amenazar a funcionarios u otras personas”.
Giri no sólo que negó esas acusaciones en su contra, sino que contó con lujo de detalles lo que sucedió el 18 de mayo. “Estaba en el sector de aislamiento como testigo protegido junto a (Atanacio) Ledesma y entre 15 y 17 guardias entraron a la celda. Me bajaron de la cucheta y me dieron una tremenda paliza. Cuando se levantó mi compañero, comenzaron a golpearnos a los dos”, se pudo leer en la declaración.
“Me sacaron de la celda -agregó el reo-, me tiraron al piso y siguieron pegándome. Después me llevaron rameando hacia un consultorio donde me siguieron golpeando. Me pusieron esposas en las manos y me ataron los pies con alambres y me amordazaron. Estaba totalmente ensangrentado. Llegaron las autoridades y me dijeron que me matarían si es que seguía denunciando la venta de droga”, señaló ante las autoridades del servicio penitenciario.
Giri había declaró el viernes 17 ante el fiscal federal Pablo Camuña. Pese a que no trascendieron sus dichos, el recluso mismo indicó cuales podrían ser las razones de la represalia. “A partir de que se enteraron que habíamos ampliado nuestra declaración, se ensañaron con nosotros”, indicó.
“Con mi compañero Ledesma sabíamos por dónde entraba la droga a la cárcel. Les avisamos cuál era el camino y al poco tiempo encontraron unas 2.000 pastillas. Eso demostró que no mentimos, que decimos la verdad”, indicó en la declaración que realizó.
Después de haber declarado, el juez federal Daniel Bejas pidió que ambos detenidos fueran protegidos. El camaristas Pedro Roldán Vázquez, que se hizo cargo de la protección de Giri, solicitó que el mismo viernes sea trasladado a la seccional 1ª. Pero su oficio nunca se tramitó, por lo que el magistrado se presentó en el penal y, al hablar con el reo, observó que había sufrido una dura golpiza. Él mismo se encargó que el detenido sea enviado a un lugar más seguro.
“Mientras me pegaban, se enteraron de que había llegado el juez. Se acomodaron la ropa, se peinaron y me llevaron a verlo. Roldán Vázquez se dio cuenta de que no estaba mintiendo y me envió a revisar por el forense”, explicó. El profesional confirmó que había sufrido golpes, por lo que el magistrado decidió sancionar con una multa de $35.000 al comisario que no cumplió con la orden y pedir que sea investigado para determinar si no cometió un delito.
Según dijo Morales, mañana declarará Ledesma por el sumario abierto en su contra.