Dos fracciones del peronismo y de la misma familia libran en Las Talitas una riña digna de Juego de Tronos. El enfrentamiento se dirimirá en la Justicia, pero también en las urnas (se informa por separado). Adriana Najar, ex legisladora y presidenta de la Asociación de Discapacitados Talitences (sic), demandó a su hermano, el intendente Carlos Najar, para que cumpla el contrato de comodato que aquella había firmado con su esposo, el anterior jefe municipal Luis Morghenstein. Ese acuerdo autoriza a la ONG a usar gratuitamente la escuela pública Nueva Argentina hasta 2025: Morghenstein y su cónyuge lo rubricaron días después de perder los comicios municipales. Corresponde al juez civil Jesús Abel Lafuente (N°6) determinar si el pacto es válido, como dice Adriana Najar, o nulo, como aduce su hermano.
El juicio comenzó en marzo de 2017 -los Tribunales penales tramitan en paralelo una causa por los mismos hechos-. Daniel Moeremans, abogado de la asociación que preside la ex legisladora y candidata, refirió que el cónyuge de aquella, el actual legislador Morghenstein, había prestado a la entidad las instalaciones de la escuela primaria porque no tenía movimiento durante las mañanas. El profesional añadió que en diciembre de 2015 la ONG programó una serie de actividades recreativas para enero y febrero de 2016. Moeremans precisó que las clases de artes marciales, danzas árabes y manualidades iban a ser dictadas sin fines de lucro, y que para ello abrieron las inscripciones y reclutaron docentes ad honorem. “Grande fue la sorpresa cuando de manera arbitraria el actual intendente de Las Talitas remitió una carta documento para intentar rescindir unilateralmente el contrato”, relató. Esto ocurrió luego que Adriana Najar procurara sin suerte tomar posesión de la escuela y radicara una denuncia policial.
La demanda indica que el Municipio, a sabiendas de la existencia del comodato, puso en marcha talleres de verano en el mismo ámbito y horario otorgados a la Asociación de Discapacitados encabezada por la esposa de Morghenstein. Moeremans advirtió que no había motivos para la restitución anticipada del inmueble dado en comodato y que la Intendencia de Carlos Najar debía abstenerse de obstaculizar su uso durante el plazo de 10 años convenido, so pena de ser responsabilizado por el incumplimiento contractual. Según el abogado, Adriana Najar había actuado en su carácter de autoridad de una asociación y no de consorte de Morghenstein, y el contrato no perseguía un fin torpe.
“Aberración jurídica”
Enrique Napoleón Pérez, apoderado de la Municipalidad de Las Talitas, negó los hechos, y esgrimió que el contrato era nulo porque había sido sellado el 18 de noviembre de 2015 luego de que asumiera Carlos Najar; porque Morghenstein no tenía facultades para firmarlo por sí sino que debía dar intervención al Concejo Deliberante, y porque su objeto lesionaba la moral, el interés general y el orden público. Pérez recordó que el intendente había vencido a Adriana Najar el 23 de agosto de 2015, y que esta y el ex jefe municipal Morghenstein -estuvo 12 años en ese cargo- suscribieron el acuerdo en cuestión el 1 de septiembre de aquel año. “La gestión de Morghenstein arrasó con la documentación. No había ningún contrato registrado o archivado en la Municipalidad”, expresó el letrado en la contestación de la demanda.
El abogado de Carlos Najar descartó que la institución educativa estuviese libre por la mañana (dijo que en ese horario funcionaban un jardín de infantes, y la Dirección municipal de Educación y Cultura, y que había actividades extracurriculares del turno tarde). “Sin entrar en el terreno ético, moral o penal, que un intendente (Morghenstein) preste una escuela a la que asisten 600 chicos a su esposa legisladora (Adriana Najar) constituye una aberración jurídica que debe ser revocada de oficio”, opinó Pérez.
El conflicto judicial generó dos audiencias: a la primera de ellas, que tenía por finalidad la conciliación y la definición de las pruebas por producir, sólo concurrieron el intendente Carlos Najar y su abogado. En el segundo acto oral, que tuvo lugar el 30 de abril, los hermanos y rivales pusieron de manifiesto sus tensiones, que crecieron sin cesar a partir de la ruptura del vínculo político que los unía, y que les permitió montar un aparato de poder de altísima efectividad en Las Talitas.