Ni bien empieza a bajar la temperatura es común ver mascotas por las calles con chalecos polares, divertidos buzos de personajes y enteritos que parecen diseñados para bebés. ¿Son útiles estas prendas o solo tienen una función decorativa? ¿Si hasta hace unos años no les poníamos ropa a los animales por qué ahora se van a morir de frío? ¿Será que al vestirlos pretendemos dotarlos de características humanas cuando no lo son?
La primera respuesta de los especialistas es que vestir no es lo mismo que abrigar. Y que los tiempos han cambiado para nuestros peludos amigos: uno de los problemas más frecuentes, por ejemplo, es que los perros están demasiado domesticados, viven puertas adentro y, por ende, terminan sufriendo mucho los cambios de temperatura interior/exterior.
Hay perros que tienen mucho pelo y grasa, lo que les permiten soportar el frío. Estos no tienen necesidad de ser vestidos. Pero las mascotas sin pelo o con poco pelo y cortito, que son friolentas y requieren ser protegidas del frío, como los pointer y los boxer sí lo necesitan, destaca la veterinaria Patricia El Kadi.
El pelo en los perros funciona como una especie de tapado que lo aísla de la temperatura, lo ayuda a repeler la humedad y a filtrar los rayos del sol. “El tema es que no todas las razas poseen la misma clase de pelaje”, explica la profesional, y luego detalla a cuáles hay que ponerles abrigo: los más sensibles al frío suelen ser los más pequeños y los de pelo corto, el salchicha, el chihuahua, el yorkshire terrier, el bull terrier miniatura, el bulldog francés, el pug, el pinscher, el dálmata, el doberman. Lo que no necesitan abrigo son los de mayor tamaño que tienen dos o tres capas de pelo como los golden y los collie.
La veterinaria Sofía Bravo Córdoba opina que los cachorros y los viejos siempre necesitan abrigo, al igual que los perros de raza grande y pelaje corto como el doberman o el weimaraner. Los perros ancianos sufren más el frío por dos razones: por un lado, no pueden mantener una correcta termorregulación y, por otro, suelen padecer enfermedades asociadas como artritis o artrosis que se agravan notablemente con las temperaturas bajas.
“Además de abrigo, hay que armarles la cucha bastante alta, con varias capas, para que estén alejados del frío del suelo y así sufran menos”, sugiere El Kadi.
Antes, cuando las mascotas vivían afuera, soportaban mejor las inclemencias del tiempo, es un comentario frecuente. Y es cierto, expresa Bravo Córdoba. ¿Cómo los afecta estar demasiado domesticados? “Tanto los perros como los gatos suelen tener la capacidad de adaptarse a las temperaturas, pero los procesos de humanización van alterando esas capacidades. No es natural para ellos estar adentro con la estufa en invierno y en verano con el aire acondicionado. Por eso ahora es más frecuente que se recomiende abrigo, pero sólo para cuando salen. Si adentro de la casa está confortable para el propietario, el perro no necesita tener puesto el abrigo”, aclara.
La doctora El Kadi no está en contra de que los animales vivan adentro de las casas o de que se les ponga abrigos. “Humanizar no es lo mismo que darles ciertas comodidades y calidad de vida. ¿Por qué vamos a querer que pasen por situaciones de climas extremos si podemos ayudarlos? Hoy el animal ocupa otro lugar en la vida de las familias y ya no sobrevive sólo el más apto porque hay muchas formas de cuidarlos y protegerlos”, expresa.
En cuanto a los impermeables, en principio, pareciera más una comodidad del dueño para evitar que el perro se moje y quede con mucho olor. Sabemos que el pelo del perro está preparado para que el agua resbale y así evitar que la piel que está debajo se moje. El Kadi opina que no está demás protegerlos con un impermeable en los días lluviosos.
También es común ver en las estanterías de veterinarias bufandas, mantas polares y hasta botitas abrigadas. Las especialistas consultadas remarcan que en algunas ocasiones sí se necesita calzado: en la nieve para evitar que la piel se queme por el frío, en la arena para evitar ampollas por el calor o si el pavimento está demasiado caliente. En cuanto a las bufandas y gorritos, son más bien decorativos.