Los domingos a la mañana están entre los momentos menos fértiles de la semana para las noticias de alto impacto, pero el de anteayer despertó a varios con un anuncio inesperado: el que emitió Sudamérica Rugby a través de las redes sociales para comunicar que la Liga Amricana de franquicias, el torneo que marcará el desembarco del rugby profesional en la región, comenzará a disputarse en 2020, como estaba previsto desde un principio.

¿Dónde está lo sorprendente entonces? En que, aunque nunca se había hecho un anuncio oficial, desde hace varias semanas había comenzado a circular por canales extraoficiales la versión de que la Liga recién llegaría -en el mejor de los casos- en 2021, dada la lentitud con que venían avanzando las tratativas. Precisamente, si la idea original era que la competencia comenzara efectivamente en 2020, por una cuestión de previsión la mayoría de los detalles ya debían haber quedado definidos en 2018; sin embargo, habiendo llegado casi a mayo de 2019, la incertidumbre era absoluta hasta ese comunicado de Sudamérica Rugby, que de todos modos tampoco brindó mayores precisiones. Sólo se confirmó que el torneo comenzará en marzo del año que viene, que constará de seis equipos en su primera edición y ocho a partir de la segunda, y que constará de una etapa regular y una definición por playoffs. Por lo demás, puras incógnitas.

Pese al comunicado del ente sudamericano sobre la ahora llamada “Súper Liga Americana”, la sensación general que existe es que todo está demasiado verde como para empezar el año que viene. De hecho, se había planteado la alternativa de que 2020 fuera una prueba piloto, con partidos de exhibición, y que la competencia comenzara efectivamente en 2021 o 2022, ya con una base más firme. No obstante, la confirmación del plazo obligará a todas las partes involucradas a apurar el paso, porque falta menos de un año y estructurar una competencia profesional de tal magnitud (hablamos de un Súper Rugby sudamericano, aunque a menor escala) requiere mucha planificación, y para eso hacen falta certezas que todavía no hay. O eso parece.

Contraste

Mientras la Unión de Uruguay ya confirmó que las dos franquicias que le corresponden en el torneo estarán en manos de Peñarol y Nacional, los dos clubes más populares del fútbol “charrúa”, en Argentina todo sigue envuelto en un velo de misterio. Algunas Uniones provinciales (entre ellas, la de Tucumán) esperan ya hace rato impacientes que la UAR dé a conocer de una buena vez cuáles serán las condiciones económicas y de infraestructura para aspirar a ser sede de la franquicia que representará a Argentina. Allí se advierte otra novedad: al parecer, la UAR no tendrá dos equipos, como se venía diciendo, sino uno solo. Será su tercer equipo profesional, después de Jaguares (Súper Rugby) y el futuro Jaguares XV, que competirá en la Currie Cup previo al Mundial de Japón.

Según reveló el periodista Eugenio Astesiano en “Hablemos de Rugby”, serían dos franquicias brasileñas, dos uruguayas, una argentina y la restante está en veremos. Podría ser paraguaya o chilena, pero no argentina.

De todos modos, y más allá del escenario actual, tan lleno de preguntas sin resolver cuando falta menos de un año para el estreno de la competencia, se trata de una buena noticia para el rugby sudamericano. La Súper Liga Americana le brindará a los países de la región una competencia de buen nivel que impactará positivamente en sus seleccionados, y para Argentina en particular, será una gran oportunidad de seguir ampliando su base de jugadores profesionales y disminuir el éxodo de talentos al continente europeo.