NUEVA YORK, Estados Unidos.- Las ejecuciones por pena de muerte disminuyeron un tercio en todo el mundo durante 2018, según el reporte global de Amnistía Internacional, la organización que trabaja por los derechos humanos.

La cifra global pasó de 993 ejecuciones en 2017 a 690 en 2018. A escala mundial, eso significa que se redujeron en un 31%, la cifra más baja desde hacía, por lo menos, 10 años.

Eso no significa que las ejecuciones hayan disminuido en todos los países. En algunos, de hecho, la pena capital fue más frecuentemente aplicada.

China es el país donde se lleva a cabo la mayor cantidad de ejecuciones, seguido de Arabia Saudí, Irak, Irán y Vietnam.

Las estadísticas se basan en las ejecuciones en todo el mundo, con la excepción de China, cuyas cifras -que se presumen en varios miles- siguen clasificadas como secreto de Estado. Se registraron descensos en Irán, Irak, Pakistán y Somalia.

Amnistía Internacional detectó un aumento de las ejecuciones en Bielorrusia, Estados Unidos, Japón, Singapur y Sudán del Sur. Tailandia llevó a cabo su primera ejecución desde 2009 y Sri Lanka manifestó su intención de reanudar las ejecuciones tras una pausa de más de 40 años.

Señal esperanzadora

“A pesar de que en algunos lugares las ejecuciones aumentaron, el fuerte descenso general da cuenta que la gran mayoría de los países es consciente que la pena de muerte no es la solución y esto es una señal esperanzadora”, señaló Mariela Belski, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina.

Esta considerable disminución se debe, en primer lugar, a la reducción de las cifras de algunos de los países donde, en años anteriores, se llevaron a cabo la mayoría de las ejecuciones de todo el mundo. En Irán, tras la reforma de la ley antidrogas, las ejecuciones registradas descendieron de, al menos, 507 en 2017 a unas 253 en 2018, lo que supone una reducción del 50%, informó la organización.

En Irak y Pakistán, el número de ejecuciones descendió hasta, aproximadamente, un tercio de sus respectivas cifras de 2017: de 125 a 52 (como mínimo) en Irak, y de unas 60 a unas 14 en Pakistán. Somalia redujo a la mitad las ejecuciones, al pasar de 24 en 2017 a 13 en 2018.

Pese a estos descensos, Irán siguió representando más de un tercio de todas las ejecuciones registradas, y el 78% de las ejecuciones conocidas se llevaron a cabo en sólo cuatro países: Arabia Saudí, Irak, Irán y Vietnam.

Las autoridades de Vietnam indicaron en noviembre que se habían llevado a cabo 85 ejecuciones, cifra que colocó al país entre los cinco principales ejecutores del mundo y confirmó los temores sobre el empleo de la pena de muerte por ese Estado.

La organización advirtió sobre el incremento de las ejecuciones en Estados Unidos, donde ascendieron ligeramente por segundo año consecutivo (de 23 en 2017 a 25 en 2018); en Japón y Singapur, que registraron sus totales anuales más elevados desde hacía más de 10 años; en Sudán del Sur, donde las ejecuciones registradas casi duplicaron las del año anterior (de 4 en 2017 a +7 en 2018); y en Bielorrusia, donde el total anual duplicó el del año anterior (de más de 2, en 2017, a más de 4, en 2018).

Los países que llevaron a cabo ejecuciones son Afganistán (tres), Arabia Saudí (149), Bielorrusia (al menos cuatro o más), Botsuana (dos), China (miles), Corea del Norte (miles), Egipto (más de 43), Estados Unidos (25), Irak (más de 52), Irán (más de 253), Japón (15), Pakistán (+14), Singapur (13), Somalia (13, de las cuales 10 corresponden a Jubalandia y tres al Gobierno Federal de Somalia), Sudán (dos), Sudán del Sur (más de siete), Tailandia (una), Taiwán (una), Vietnam (más de 85) y Yemen (más de cuatro).

Amnistía Internacional registró ejecuciones en 20 países, tres menos que en 2017 y 11 menos que 20 años antes (31 en 1999).

En 2018, se reanudaron las ejecuciones en Botsuana, Sudan, Tailandia y Taiwán; estos países sumaron seis ejecuciones del total mundial.

No se tuvo constancia de ninguna ejecución en Bahréin, Bangladesh, Emiratos Árabes Unidos, Jordania, Kuwait, Malasia y Palestina (Estado de), donde sí se habían consumado en 2017. (Especial)