En su biografía sobre Perón, Joseph Page ponía en boca del tres veces presidente lo que sigue: “el peronismo se aprende, no se dice; se siente o no se siente, es una cuestión del corazón más que de la cabeza”. Alperovich afirmó en su visita al diario que los que están en el Gobierno, y que van a la lid electoral nada menos que con la sigla del PJ, no hacen peronismo porque -según denunció- someten y pagan a la gente para que actúe y vote de determinada forma. Fuerte y grave, viniendo de alguien que no tiene cuna, historia ni tradición peronista; muy por el contrario, ingresó a la arena política de la mano del radical Ateneo de la Libertad, que lo llevó como candidato a legislador por la UCR allá por 1995.
Negarle peronismo al oficialismo, además de ser una tremenda bofetada ideológica, es decir -también- que él lo expresa mejor. Nada menos. “Cuando el peronismo entrega algo lo hace de corazón”, sostuvo ayer, acercándose a una de las 20 verdades doctrinarias. ¿Las estará estudiando?
De hecho, en su pelea con Manzur la obtención del voto peronista es central, por lo que no deben extrañar las alusiones a lo que es o no es el peronismo, según la visión del senador. Si quiso alterar los ánimos de algunos dirigentes, lo logró. Hubo malestar por lo bajo. Si hasta llegó a decir que “Evita y Perón no andaban apretando gente (como los que gobiernan)”. Golpe al hígado. No debería faltar quién le replique, so pena de pensar que si no salen es porque muchos tienen cola de paja.
La conducta del ex gobernador es clara: ir en busca de la adhesión peronista que lo acompañó en tres elecciones, y negarle entidad peronista, justamente, al Frente Justicialista por Tucumán. Ofensa, si la hay.
A vuelo de pájaro, el planteo de Alperovich vuelve a poner en el tapete un desvelo de muchos: qué es el peronismo. Algunos señalan que hay 11.000 autores que han escrito al respecto. Demasiada lectura para buscar una síntesis. Según Perón, los peronistas son los que las 20 verdades dicen. A leerlas, porque Alperovich parece que las está mirando al solo fin de malquistar al oficialismo.