Antonio Moreta confesaba que le dolía la soledad en cada charla que tenía con sus vecinos de calle Mendoza al 3.100. El jueves había sido visto por última vez caminando por la cuadra. Ayer, el hombre, de 78 años, fue hallado muerto en su casa, donde vivía solo. Estaba atado de pies y manos, tirado en el piso de su habitación.
Agentes de la Policía descubrieron el cuerpo alrededor de las 13. Previamente, se habían registrado llamadas al 911 de algunos vecinos de la cuadra advirtiendo un olor nauseabundo proveniente de la vivienda del hombre. Fuentes judiciales informaron, con base en datos preliminares, que la víctima habría perdido la vida 48 horas antes.
Las causas del deceso no habían sido confirmadas hasta ayer, o alguna hipótesis respecto del hecho. Sin embargo, a partir de los primeros relevamientos en la escena, se observó que la entrada principal estaba asegurada con candado y una cadena de motocicleta. No así la abertura del fondo, donde se notaron signos de violencia: se habría utilizado una barreta para abrirla.
El cadáver presentaba en ese momento un avanzado estado de descomposición, de acuerdo a los datos de la causa. Estaba previsto que el Cuerpo Médico Forense del Ministerio Público Fiscal (MPF) llevara adelante la autopsia.
Un hombre bueno
Los vecinos contaron que el mal olor se dispersó en la calle alrededor del mediodía. Desde un primer momento, supieron que el tufo provenía de la casa de Moreta. La víctima había vivido allí durante muchos años: varias décadas.
“Lo conocía desde hace tiempo. Era una buena persona. Vivía solo, pero venían los hijos a visitarlo”, contó Laura Salvio, residente de la zona. “No sé lo que pasó (por el caso). Era un buen vecino”, insistió la mujer.
El hombre pasaba los días encerrado su vivienda. No salía de manera frecuente. Y si lo hacía, era para ir al Mercado Frutihortícola de Tucumán (Mercofrut) o al médico, de acuerdo a los comentarios de los conocidos de la vecindad.
“Lo veía de vez en cuando. Algunas veces, lo cruzaba después de varios días. Tenía la costumbre de comprar alimento para una semana, aproximadamente”, describió Salvio.
Otra vecina, quien se identificó con el nombre de Antonia, contó que Moreta había sido mecánico. “Era un hombre muy bueno. Nos contaba su historia. Nos decía que era muy feo estar solo. Se lamentaba porque los hijos no lo veían (seguido). Usted vio, cada familia es un mundo. Se iba caminando al Mercofrut y, a veces, volvía en colectivo”, recordó. “No nos cortaba la charla cuando nos veíamos. Parece que se sentía tan solo que necesitaba conversar con alguien”, consideró.
Según se pudo saber, Moreta habría mantenido incontables discusiones con integrantes de familias que residían a la par de su casa. Se trataba, al parecer, de conflictos de convivencia.
A la vez, fuentes policiales confirmaron que a fines del año pasado se había concretado en ese lugar un allanamiento por orden de la Justicia. Allí, se habían secuestrado motopartes sin registros.
La instrucción por la muerte del hombre, de 78 años, está a cargo de la Fiscalía Especializada en Homicidios II, que está subrogada por Adriana Giannoni.