Alfredo L. tiene 74 años y dolores cada vez más fuertes en todo el cuerpo. Una artritis lo había tirado en la cama. Ya no era dueño de sus piernas. Hasta que hace tres meses su hija, Luciana, le propuso probar aceite de cannabis. Al principio él se negó. “Nunca había fumado ni siquiera un cigarrillo y me estaban hablando de marihuana”, recuerda el hombre en su visita a LA GACETA. “He venido porque ahora puedo caminar y ver las vidrieras, algo que me gusta mucho. El aceite me está ayudando. Pero a mí me gustaría hacer esto de forma legal”, expresa.
Su testimonio es el de muchos otros pacientes. Profesionales de la salud aseguran que el interés de la gente por el aceite de cannabis ha crecido de forma exponencial desde la legalización del producto, en 2017. El tema es que solo está permitido su uso para una sola enfermedad, la epilepsia refractaria, y los pacientes lo piden para muchos tipos de dolencias. A los médicos no les queda más opción que negarles la prescripción del producto. Quienes insisten terminan adquiriendo el aceite en el mercado negro. Pagan hasta $2.500 por frasquito y en más de una oportunidad les venden cualquier cosa menos preparados con marihuana medicinal.
El doctor Maximiliano Müller, referente del Programa Provincial de Dolor y Cuidados Paliativos y jefe de la Unidad del Dolor del hospital Padilla, reconoce que la cantidad de pacientes que incorporaron el uso del cannabis para sus tratamientos aumentó mucho, a tal punto que hoy el 80% de los que llegan al servicio piden información sobre el aceite de marihuana.
En el Padilla reciben alrededor de 300 consultas mensuales relacionadas al tratamiento del dolor. Los casos oncológicos son por los que más consultan por marihuana medicinal. “No somos ajenos a que podría tener efectos terapéuticos en algunos casos. Sucede que, al no estar reglamentada la ley para este tipo de dolencias, no podemos prescribir e l aceite ni mucho menos decirles a los pacientes cuánto deben tomar”, explicó el médico, que trabaja acompañado por el especialista Jorge Flores.
Los dos profesionales admiten que hay menos prejuicios y temores en torno al cannabis. “Muchas personas nos dicen que les hace bien. Les advertimos que es ilegal, pero qué más podemos hacer”, plantean.
"Generación C": quiénes son y cómo piensan quienes impulsan el uso medicinal del cannabisDe acuerdo a sus experiencias, generalmente los pacientes usan mal el aceite de cannabis, sin haber realizado anteriormente un tratamiento para su dolor. “La culpa no es de ellos sino de nosotros, los médicos en general, que no estamos dando respuestas al dolor. Falla la contención. A la gente le duele y busca lo que sea. Es comprensible. Pero es bueno que sepan que existe este servicio en el cual tenemos muchas herramientas para tratarlos”, señaló.
En un informe que se elaboró para el Colegio Médico de la provincia, Müller precisó “sobre los efectos que puede tener el cannabis en los pacientes con dolor hay pocos estudios y estos avalan beneficios solo leves a moderados”.
Mitos y verdades sobre el uso medicinal del cannabis“Igual, sabemos que es una realidad que cada vez más personas lo usan y por eso creemos que lo mejor es que esto se siga investigando y se produzca de la forma en que se debe: con todos los procesos estandarizados y controlados, como cualquier medicamento que pasa por las buenas prácticas de fabricación. Hoy la gente no sabe qué compra, ni qué consume, cuál es la concentración de cannabis en el aceite que le venden. Hay un mercado negro que se aprovecha de esto y que expende cualquier cosa”, resalta Marina Gandur, del Departamento de Vinculación Tecnológica del Ministerio de Salud. Justamente, preocupados por lo que sucede, se están preparando para cuando ingresen los pedidos de investigación relacionados a los efectos de la marihuana medicinal.
Obtener aceite de calidad es una gran preocupación para los pacientes que quieren usar cannabis para aliviar sus dolores. “A mí me gustaría que todo esto se legalice bien y se controle la producción como corresponde. Yo probé el aceite de varios lugares y aún no pude conseguir uno que me ayude con mi enfermedad”, opina Nora Massa, de 52 años, quien sufre síndrome de Südeck o síndrome del dolor regional complejo, una patología que le genera dolores insoportables y que ni siquiera la deja dormir.
Según la ciencia, el cuerpo genera sustancias similares a los componentes del cannabisLa ONG Cannabis Medicinal Argentina (CaMeDa) recibe entre 50 y 100 consultas diarias. En la gran mayoría de los casos son para dar con productos de calidad o para analizar el aceite comprado por Internet; en esos casos se informa qué universidades pueden hacer un análisis químico del líquido.
La demanda es tan creciente que esta semana la Defensoría del Pueblo bonaerense presentó un amparo colectivo para que la justicia ordene al Estado nacional suministrar aceite de cáñamo y demás derivados del cannabis a toda persona que le hayan recetado este tipo de sustancias para el tratamiento de enfermedades.
La Defensoría cuestionó que, además, los establecimientos nucleados en la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos (Anlap) no están produciendo ni comercializando actualmente cannabis para uso medicinal, terapéutico o de investigación, y tampoco el INTA ni el Conicet investigan el tema con fines médicos y científicos.
> "Es necesario ordenar la situación", piden los farmacéuticos
- Los profesionales exigen que la producción del aceite sea controlada
La Ley 27350, que se aprobó en Argentina hace poco más de dos años, solo autoriza el uso del cannabis medicinal para casos de epilepsia refractaria. Después de ser recetado por un médico y autorizado por la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, alimentos y tecnología médica), el producto se importa.
La ley no permite el autocultivo ni la comercialización. Sin embargo, distintos operativos policiales que se realizaron en nuestra provincia -en los cuales se secuestró aceite de marihunana- demuestran que los preparados sí se están vendiendo. No hace falta caminar muchas cuadras para comprobarlo. Incluso hay vendedores en el microcentro que lo ofrecen por $500 el gotero.
Un productor tucumano que cobra $ 1.500 por cada frasco de 30 mililitros, señaló que la demanda se incrementó notablemente. Quienes más lo piden es porque padecen artrosis, cáncer o dolores crónicos de todo tipo, señala.
El Colegio de Farmacéuticos de Tucumán manifestó su preocupación por esta realidad. “El autocultivo está fuera del marco legal. Como institución comprometida con la salud pública y con el uso racional de medicamentos, entendemos que es necesario trabajar para un ordenamiento de la situación”, señaló el presidente del Colegio, Rufo Emilio Alvez. Y propone: “hay que adecuar la legislación al cultivo del producto, bajo condiciones estandarizadas y debidamente controladas. Una vez que el producto sea recolectado, debe ser procesado en laboratorios oficiales con la supervisión de profesionales. Obtenido el producto final, tendrán que ser evaluadas sus concentraciones de CBD y THC exactamente definidas y con ellas organizar ensayos clínicos sobre las distintas patologías para las cuales se están utilizando. Luego, habrá que definir los canales de distribución y gratuita dispensación para aquellos pacientes que cuenten con la supervisión médica correspondiente”, puntualizó Alvez.