CHRISTCHURCH, Nueva Zelanda.- El ataque que dejó a Nueva Zelanda en shock refleja el odio religioso, la intolerancia cultural y el papel de las redes sociales como instrumentos que pueden ser usados para difundir la extrema violencia. Asi lo reflejaron las posturas de los distintos países y organismos internacionales que se pronunciaron luego del tiroteo que dejó, al menos, 49 muertos en ataques contra dos mezquitas de la ciudad de Christchurch, en la Isla Sur del país, considerado uno de los que tiene estándares de vida más altos del mundo y que es más respetuoso de los derechos de sus ciudadanos.
Por los hechos, de una violencia “sin precedentes” en el país, según la primera ministra Jacinda Ardern, hay tres detenidos.
Uno de los autores fue identificado como Brenton Tarrant, un joven extremista de derecha australiano. Él fue quien transmitió la masacre en la mezquita Al Noor por video, en vivo, por la plataforma Facebook Live -la empresa rápidamente eliminó las imágenes- mediante una cámara GoPro adosada a la frente.
“Comencemos la fiesta”.
La secuencia de 17 minutos que se reprodujo profusamente en otras redes sociales, como Instagram, se inicia cuando Tarrant abre el baúl de un automóvil blanco y extrae fusiles automáticos, pistolas y cargadores, mientras se escucha música militar.
Las armas tenían inscriptas los nombres de antiguos asesinos en masa y ciudades donde esas masacres habían ocurrido. El casco del asesino tenía la inscripción “Comencemos esta fiesta”.
“Un hombre blanco común” contra “un grupo de invasores”Lo que siguió fue escalofriante. Por la posición de la cámara, las imágenes son similares a las de los videojuegos “shooters”, donde en la pantalla aparecen los cañones de las armas y se puede ver a las víctimas cuando caen.
Tras asesinar de ocho balazos por la espalda a un hombre que estaba en la puerta, el asesino ingresó en la mezquita. Allí se inició la secuencia de disparos con ráfagas hacia los fieles, que corrían o trataban de protegerse en el suelo. Una persona herida en la primera ráfaga, que se arrastraba gritando por las alfombras de la mezquita, fue rematada segundos después. Otra que intentó pasar por un lado del asesino recibió un balazo en el cuello.
En el video se ve que, cuando, con enorme calma, el criminal carga su arma o la cambia por otra, se escuchan gritos y súplicas en el interior del templo.
Luego, Tarrant vuelve al automóvil, recarga el fusil y regresa a la mezquita para rematar con disparos en la cabeza a quienes pudieran haber quedado vivos.
Minutos después, sube al coche y conduce a alta velocidad por las calles de Christchurch. Sólo se detiene para hacer nuevos disparos, mientras habla por celular.
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, condenó el atentado y pidió “unidad ante el odio hacia los musulmanes”. A las condenas se sumaron otros altos cargos de la ONU, como el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur), Filippo Grandi; la directora del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Henrietta Fore; y el director general de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), António Vitorino. También el secretario general del pacto militar del hemisferio norte (OTAN), Jens Stoltenberg, condenó el atentado. (DPA-Reuters-Télam)