Por Dorothy P. Snyder
PARA LA GACETA - HILLSBOROUGH (EE.UU.)
Conocí a Idra Novey cuando trabajamos las dos en un centro cultural hispano en Nueva York durante los primeros años de los ‘90. Entonces ella estudiaba a Barnard en la Universidad de Columbia. Al graduarse se trasladó primero a Brasil y luego a Chile. Mientras escribía poesía, Novey se hizo traductora reconocida con la publicación de su traducción al inglés de La pasión según G.H. de Clarice Lispector y De la elegancia mientras se duerme del argentino Emilio Lascano Tegui. En 2016, Novey publicó su primera novela, Ways to Disappear (Maneras de desaparecer) y ahora publica Those Who Knew (Los que lo sabían) aclamada por la crítica en The New York Times, The Atlantic y Kirkus Reviews (que la señaló entre los mejores libros de 2018). Situada en una isla ficticia en Sudamérica, la trama de la novela mezcla el poder político con el silencio colectivo, creando una situación en donde los crímenes de un hombre poderoso contra la protagonista y otras mujeres de la novela permanecen ocultos.
- Hace 20 años, se insistía en la “inclusión” de mujeres en la ficción literaria. Parece que hemos superado esos límites -hasta un cierto punto-. ¿Piensas que ahora el ecosistema editorial en Estados Unidos está más abierto a las escritoras?
- Ahora hay muchas más escritoras publicando sus obras, no obstante continúa siendo un desafío alcanzar la igualdad de género en la escritura. La innovación estilística suele mencionarse con mucha más frecuencia si el novelista es varón.
- El año pasado conocí al escritor cubano Leonardo Padura en Cayo Hueso, y cuando le pregunté acerca de las mujeres novelistas contemporáneas en la isla, dijo que “cargar el peso pesado” de escribir novelas sigue siendo en gran parte una tarea masculina en Cuba, aunque hay “una poetisa en cada esquina”. (Creo que se estaba percatando, no celebrando el hecho.) Pensando en tu propio movimiento de poeta a novelista, ¿qué te inspiró a dar ese paso?
- Sí, la cuestión ahora no es si las mujeres pueden publicar su trabajo, sino la renuencia a leer ese trabajo con el tipo de reverencia que el mismo libro podría recibir si su autor fuera varón. He escrito ficción al mismo tiempo que he escrito poesía, aunque hasta hace cinco años no publiqué mucha ficción. Creo que mi trabajo como traductora de ficción, particularmente mi experiencia traduciendo las frases asombrosas de Clarice Lispector al inglés, me llevó a las dos novelas que he escrito.
- Utilizas algunos elementos fantásticos para transmitir tus observaciones firmes y claras sobre el silencio, la invisibilidad, los abusos de poder y la responsabilidad de las mujeres hacia otras mujeres, por citar algunos temas. Otras escritoras contemporáneas hacen lo mismo, especialmente en ciencia ficción, ficción especulativa y la novela gráfica, ¿por qué piensas que insertar elementos raros en la ficción es una técnica tan adecuada para expresar la situación real y mensurable de los oprimidos?
- No puedo hablar de las motivaciones de otras escritoras, pero meter un elemento de incertidumbre en el universo de una novela me parece sincronizado con los tipos de incertidumbres que vivimos hoy en día. Con tantas noticias circulando cada segundo, muchas de ellas sin ninguna comprobación de los hechos, todos estamos inclinados a especular y cuestionar sobre lo que pretende ser la “realidad”. Capturar ese tipo de incertidumbre, cómo altera la mentalidad y la relación con la vida cotidiana, me parece algo que la ficción del siglo XXI puede y necesita capturar.
- Tus madres literarias..., sé que entre ellas se encuentran June Jordan y Clarice Lispector (se sabe la última tenía que defenderse contra los editores masculinos que querían “corregir” sus textos). ¿Qué otras mujeres escritoras del pasado deberíamos estar leyendo con nuevos ojos durante este momento de #MeToo?
- Soy ferviente admiradora de Leonora Carrington, que nació en Inglaterra pero vivió gran parte de su vida en México y une en su trabajo influencias de ambas tradiciones literarias. Escribió ficción tanto en español como en inglés y al leer sus frases se tiene la sensación de encontrarse ante una mente multilingüe percibiendo el mundo. Ella escribió un documento indeleble sobre un colapso mental en la estela de un asalto sexual, Memorias de abajo. Su novela La trompeta acústica es también impresionante.
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PERFIL
Idra Novey ganó el premio Sami Rohr y el Brooklyn Eagles con Ways to Disappear, su primera novela. Sus libros de poesía incluyen Exit (Salida), Civilian (Civil) y The Next Country (El próximo país). Fue traducida a diez idiomas y colabora en The New York Times, Los Angeles Times y The Paris Review, entre otros medios. Enseñó en la Universidad de Columbia y actualmente es profesora en Princeton.