El pasado domingo se celebró en el Club Central Córdoba la última de las seis jornadas de carnaval a puro cuarteto, cumbia y música tropical. Daniel Agostini, El Chili Fernández, Néstor en Bloque y Franco Arroyo hicieron bailar a más de 13.000 personas y dejaron todo listo para la presentación más esperada de la noche, a cargo de la leyenda cordobesa, Carlitos “La Mona” Jiménez, quién se presentó en un escenario distinto al resto.

El reloj marcaba las 14 y, a pesar del intenso calor, cientos de tucumanos ya estaban haciendo la previa para disfrutar de una jornada manchada de carnaval.

Dos hora más tarde, las puertas de Central Córdoba se abrieron para dar paso a quienes desde temprano fueron a bailar al ritmo de la música del Chili Fernández. "Agradecer a la familia porque nuestra música es para la ellos", resaltó el cantante, convencido de que el carnaval también es disfrutado por los más chicos.

Menores de 10 años no pagaban entrada y como dijo Nerea Villarreal de Horizonte Producciones, "hubo más movimiento que otros años a pesar de la crisis". Al respecto agregó: "pusimos precios populares para que pueda venir la gente". Eso se vio reflejado en más de 13.000 personas que asistieron y disfrutaron de la última fecha de carnaval.

Se intensificaron los controles de seguridad en la entrada y adentro del predio se pudo constatar la presencia de infantería. "La seguridad y la policía ha sido muy efectiva más allá de que la gente también ha colaborado con su comportamiento", explicó Nerea. En comparación a ediciones anteriores, los incidentes disminuyeron.

A medida que la tarde avanzaba, la emoción creció y las pinturas cayeron sobre la gente. Azul, rojo y verde fueron los colores más recurrentes, así como también lo fueron el barro y la espuma. Los carteles no faltaron y la presencia de los distintos barrios y clubes se marcó fuertemente.

"Es un sentimiento, es lo más lindo que hay", definió Carlos Andrés Campo, que llegó desde Delfín Gallo especialmente a ver a "La Mona". "Aguante el Carnaval", gritó Eliana Moreno, y así como ellos miles, y miles mostraron en sus caras, en sus bailes y en sus cantos, la emoción que estaban sintiendo.

Entre amigos, con pareja, en familia: todos con el mismo propósito, tal como lo definió Bruno Navarro: "disfrutar de la gente, la buena onda y la fiesta". Una fiesta que concluyó con La Mona haciéndolos bailar y demostrando que, a pesar de sus 68 años, la esencia sigue intacta.