(Por Guadalupe Norte) Te subís al auto. Sola, con amigas, de a dos, y hasta tres. Le das al taxista las indicaciones y comienza el recorrido. A veces solo mirando por la ventana y otras concentrada en el celular; compartiendo tu ubicación o la matrícula del vehículo.
No importa si lo tomaste a la entrada de tu casa, frente al boliche o en la puerta de un bar. Tampoco hay diferencia si era de día o de noche. Con cada puerta de taxi que se cierra, quedan prendidas del picaporte esas palabras. Dedicadas a aquella que espera, a la que se sube sin acompañante en la parada y a la última en bajar: “avisame cuando llegues”.
Como si se tratara de una respuesta automática, el pedido se volvió costumbre. “Creo que la sensación de estar pendiente de mis amigas cuando toman el colectivo o el taxi pasó de ser un gesto de cuidado a convertirse en una necesidad. Si ellas no me envían ninguna respuesta al instante comienzo a pensar que les pasó algo; ese es mi mayor miedo”, reflexiona la estudiante Solana Figueroa.
“¿Llegaste bien?”
El mes pasado, Aída Navajas probó por su cuenta un experimento que se había viralizado en las redes sociales. La propuesta consistía en buscar la cantidad de veces que aparecía la frase “¿llegaste bien?” en las conversaciones de chat luego de alguna reunión con amigas.
“No me sorprendió ver los resultados -confiesa esta arquitecta y militante feminista-. Diría que es habitual que envíe y reciba ese mensaje. Por un lado me apena bastante pero es la forma que encontré de cuidarme y proteger a mis compañeras”.
Agostina Rossi también agarra su celular e intenta el ejercicio. Teclea la palabra “bien” en su buscador de WhatsApp y la lluvia de resultados llega a más de 30. “Queremos creer que nunca vamos a experimentar nada malo pero incluso así tenemos la necesidad de cerciorarnos, acompañarnos y protegernos bajo ese sentimiento”, reflexiona.
Del reclamo a la acción: la defensa personal como arma“Si, ya estoy en casa”
En busca de una alternativa a las paradas de taxis y la clásica mano extendida, hay mujeres que prefieren utilizar aplicaciones como “Taxiar” para pedir un coche.
“Lo que me reconforta de esa app es que aparecen los datos del conductor y puedo compartir mi ubicación a medida que el auto avanza. Además, siempre me aseguro de tomar una foto de la matrícula”, explica la ama de casa Juana Latour sin sentirse avergonzada de sus recaudos.
¿Será que las experiencias personales nos marcan sin medias tintas? “Mientras estaba arriba de un taxi me tocó vivir varias situaciones incómodas. Desde entonces envió los datos del taxista o hago todo el trayecto del viaje hablando por teléfono. Incluso hubo una vez que me quedé sin batería y fingí que estaba llamando a alguien”, confiesa Silvana Cuellar.
Chequear el número de patente, activar el GPS, enviar la ubicación en tiempo real… son varios los recaudos que se toman al volver a casa sola pero ¿qué pasaría si la conductora fuese mujer?
Mujeres al volante
“Viajá tranquila, segura y a tiempo” es la frase que aparece en la tarjeta de presentación de Sol Aráoz. La idea, representada con la imagen de un taxi rosa, es bastante sencilla pero responde a una necesidad: un taxi manejado por una mujer y destinado al público femenino. “Sé lo que le cuesta a las madres ver viajar a sus hijos en un auto desconocido y también se los inconvenientes que tenemos las mujeres al utilizar un taxi. Por eso quise pasar a la acción y ofrecer por mi cuenta la seguridad que nos falta”, comenta Sol.
Con su taxi habilitado para manejar por Yerba Buena y ese objetivo en mente, sólo basto entonces la difusión de su número por internet para que los pedidos llegasen a borbotones. “La repercusión fue tal que me contactaron más de 10 mujeres interesadas en trabajar como taxistas así que quiero tomar ese impulso para formar una cooperativa, una red de taxistas con nuestras propias reglas”, detalla Sol entusiasmada.
Todavía quedan varios kilómetros por recorrer para que el proyecto se concrete pero, por lo pronto, en su taxi está la prueba de la perseverancia. Pegado junto al parabrisas y los demás permisos legales reluce lo que será el distintivo de ese sueño. Una calcomanía rosa con la frase “viajá segura” a modo de promesa.