“Yo los usé. Viajé el año pasado con mi novio a un país donde se consiguen. No eran baratos, pero investigamos y dijimos ¿por qué no? Es muy cómodo, y para mí era genial porque soy alérgica al látex. Incluso para él fue más cómodo... Tiene que ver la presión que hace el preservativo masculino en el pene, me imagino”. El testimonio es de una de las más de 380 mujeres que respondieron la encuesta, y cuya intimidad se preserva. Pero vale para ir derribando mitos.

El condón vaginal (CV) es una funda prelubricada (no contiene espermicida) con dos delgados anillos: uno interior y cerrado, que permite la fácil colocación en la vagina, y otro con un diámetro más grande, abierto y más flexible, que facilita cubrir los labios y el clítoris, e impide que el condón se introduzca demasiado en la vagina y que pierda posición. Para colocarlo se procede igual que con otros anticonceptivos, como el anillo vaginal o el diafragma (con el que no hay que confundir el CV).

“Es genial: podés tenerlo puesto hasta 8 horas antes, y entonces no interrumpís la relación para colocarlo”, cuenta “nuestra usuaria”.

Cómo hacer

Presionar el anillo interior desde la parte externa del preservativo y, como si fuera un tampón menstrual, introducirlo en la vagina. Luego colocar un dedo por dentro del preservativo y empujarlo hasta que alcance el fondo, igual que cuando se coloca un óvulo vaginal (cuidado con las uñas).

El anillo externo y un pequeño segmento del CV quedarán por fuera para mayor protección. Una vez terminado el coito se da un par de vueltas al anillo externo para que no salga el semen y se tira del preservativo para sacarlo. No debe ser reutilizado.