NEW YORK.- En cada esquina de su piso 61, un águila de acero vigila la ciudad. Dieciséis pisos más arriba, su cúpula domina Nueva York. No es el rascacielos más alto ni el más importante de Manhattan, pero todavía enorgullece a los neoyorquinos. El Edificio Chrysler, una pieza maestra de art déco que ha definido la imagen del cielo de Manhattan por décadas, ha sido puesto a la venta.

“Es apasionante. Estoy recibiendo ofertas de todo el mundo”, se emociona Darcy Stacom, líder del mercado de capitales de Nueva York y jefe de CBRE, la firma contratada para comercializar la propiedad. Stacom considera que la marca del edificio y su ubicación en la calle 42, al este de la Grand Central Terminal, un importante centro de transporte de Manhattan, están listas para una mayor explotación minorista. La tasa de ocupación de la torre ronda el 80%, por debajo del promedio de la ciudad, según CBRE. Stacom se niega a revelar el precio de venta del Edificio Chrysler.

El rascacielos revestido de acero tiene 77 pisos. En 1930, después de que lo levantaron, se distinguió durante unos meses por ser el edificio más alto del mundo. El 90 % de la propiedad pertenece al Abu Dhabi Investment Council, un fondo soberano de inversión. El desarrollador Tishman Speyer posee el resto. Luego de que adquirió la propiedad en 1997, Tishman restauró el edificio de 117.000 metros cuadrados. La remodelación le costó US$ 100 millones, pero Tishman luego redujo su participación. El fondo emiratí pagó US$ 800 millones cuando compró su parte en 2008.

El Chrysler fue levantando en Midtown, la zona central de Manhattan, donde la mayoría de los edificios ahora tiene más de 50 años. En los últimos 20, las torres decayeron por el comercio electrónico y la explotación del nuevo distrito de Hudson Yards, que atrae a las grandes corporaciones al extremo oeste de Estados Unidos. Sin embargo, Midtown aún es un destino de negocios concurrido. La empresa financiera JPMorgan Chase & Co planea construir una nueva sede en la cercana Park Avenue. One Vanderbilt, una nueva torre de oficinas de marca, se eleva justo al oeste de la Grand Central Terminal.

Patrice Derrington, director del programa de desarrollo inmobiliario de la Universidad de Columbia, explicó que a la decisión de vender una propiedad la motivan numerosos factores. “Con frecuencia no se debe a un desempeño insatisfactorio. La ciudad de Nueva York ofrece constantemente una variedad de formatos para inquilinos de oficinas y crea un ecosistema complementario”, precisó. (Reuters)