La inseguridad no se restringe a las ciudades. Las áreas rurales se ven afectadas por una ola de crímenes con métodos alarmantes. “La paz en el campo se va perdiendo”, reflexiona Martín Osvaldo, vecino de la localidad de La Ramada de Abajo y miembro de la Asociación de Productores Agrícolas y Ganaderos del Norte (Apronor), que expresó su postura el 14 pasado refiriéndose a las situaciones de inseguridad con las que conviven los vecinos.
Bajo el título “Así no podemos vivir (parte II)”, la agrupación se queja y pide por acciones contra los hechos delictivos y la violencia sufridas por la familia Ayala el pasado lunes 10, explicando el modus operandi de un grupo que estaría compuesto por tres hombres, una mujer y un bebé en brazos.
Los testimonios de los pobladores apuntan a que ese día, a las 5 y media de la tarde, Gladys Sierra se encontraba en casa al cuidado de tres infantes. A su puerta habría aparecido una mujer con un bebé en brazos pidiendo agua. “La familia accedió sin sospechar que sería una trampa y el momento oportuno para ingresar a la casa”, expresa la carta de Apronor. Gladys fue hasta la heladera y al voltear, tres hombres (uno de ellos armado) ingresaron a la residencia.
Ariel Miguel Ayala, suegro de Gladys, narró que los ladrones pidieron por armas y dinero, y que se llevaron un televisor, garrafas y un horno eléctrico entre otras cosas, y que cuando se percataron de la presencia de uno de los menores (niña de 3 años de edad), le apuntaron con un arma y amenazaron con matarla. Según Ayala, los criminales habrían “gatillado” el arma sin producir disparo de proyectiles. “No sé si fue para hacerle un daño psicológico o no le salió la bala. Esa es la gran duda que tenemos”.
Uno de los miembros de la banda se habría percatado de la entrada de una camioneta por el camino vecinal y emprendieron la huida en un Peugeot 206 que después identificarían por la patente del vehículo. “Pasaron frente a mi casa”, recuerda Ayala. No pudieron dar con su paradero después del atraco.
Una denuncia fue hecha, pero según Apronor, “nada hiceron”. “La policía actúa con los medios que tiene”, “es una policía limitada de actuar”, defiende Ayala.
El jueves 13, el auto habría sido avistado por los habitantes de la localidad y, por medio de grupos de WhatsApp, identificado el vehículo y dado la alerta. Martín Osvaldo contó que la vecindad lleva tiempo organizada en la red social para todo tipo de casos, ahora también de inseguridad.
El carro habría sido arrinconado por los locales. Los hombres dieron a la fuga por entre cañaverales, pero la mujer que habría funcionado de “carnada” para el robo fue interrogada.
De acuerdo a Ayala, los rostros fueron reconocidos por testigos y allegados, pero se preservarán sus identidades en tanto la causa esté en marcha. Fuentes extraoficiales confirmaron que hay dos detenidos por la causa que ya está en el poder Judicial.