La psicopedagoga Natalia Jiménez Terán no está totalmente en contra de que los chicos hagan algunas cosas productivas en vacaciones, pero sí aclara que no debería ser algo estresante para ellos, ni tener rutinas tan rígidas que les exijan, por ejemplo, levantarse muy temprano a la mañana. Debería ser algo mucho más distendido y que tenga flexibilidad horaria.
“Es cierto que cuando nosotros éramos chicos no hacíamos nada en vacaciones más que jugar. Porque antes no teníamos la multiplicidad de opciones que hoy se ofrece para los niños. También hay que tener en cuenta las características de los chicos de hoy: son más activos y sí necesitan actividades porque se aburren”, remarca. Aconseja que la actividad que se elija sea la que ellos quieran disfrutar. Las vacaciones suelen desorganizar la dinámica familiar. Entonces, hay papás que rápidamente les imponen algo y si los chicos terminan haciendo una actividad que no quieren se van a estresar”, advierte.
Recomienda la importancia de aprovechar este período para leer cuentos con los hijos. “Estos relatos hacen más reflexivos a los chicos, estimula su memoria y ganas de expresarse”, puntualiza.
No importa si vamos a la playa, a la montaña o a ningún lado. Siempre habrá un poco más de tiempo que el resto del año y eso nos da la posibilidad de dejar las rutinas, generar vínculos y experiencias nuevas, que no tienen por qué ser costosas. No hay que planificar tanto ni idealizar el veraneo. Porque aquello que no logremos cumplir nos generará frustración y mucho estrés. Y en estos días de descanso necesitamos todo lo contrario.