La Universidad Católica Argentina (UCA) estimó ayer en 33,6% el índice de pobreza y en 6,1% el de indigencia para el tercer trimestre de este año. De esta manera, para la UCA, la pobreza subió desde el 28,2% de un año atrás, lo mismo que la indigencia, desde un 5,7%, para el tercer trimestre de 2018, en ambos casos en porcentaje de personas.
Para el caso de los hogares el análisis arrojó 25,6% de pobreza, también en alza en comparación con el 20,9% del tercer trimestre del 2017, y 4,2%, de indigencia, desde 4,1%.
A partir de estas cifras, y teniendo en cuenta que para el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) la población urbana de la Argentina alcanza a 40,5 millones, son 2,2 millones las personas que ingresaron a la pobreza y 170.000 a la indigencia en un año.
La cantidad de pobres en Argentina pasó de 11,4 millones a 13,6 millones, y la de indigentes, de 2,3 millones a 2,47 millones.
El informe de la UCA aclaró que “en 2018 cerca de la mitad de los hogares declararon que sus ingresos no fueron suficientes para cubrir sus gastos”.
Puso de relieve que “esta tendencia negativa se observa con niveles diferenciados para todos los grupos sociales, destacándose la amplia incidencia registrada en el estrato de trabajadores marginales”.
También puntualizó que las cifras de indigencia de 4,2% de los hogares y de 6,1% de las personas resultan “los valores relativamente más altos registrados por la Encuesta desde 2010 a la fecha”. En ese sentido subrayó que “la indigencia afecta con más intensidad a los segmentos sociales de la clase trabajadora marginal y a los hogares del conurbano bonaerense”.
“En ambos casos es donde la indigencia se incrementó de manera significativa a partir de 2014, alcanzando en el tercer trimestre de 2018 a 19,6% y 8,9%, respectivamente”.
También indicó que “afecta más fuertemente a los niños, adolescentes y jóvenes de 18 a 29 años, y en menor medida a la población de 60 años y más”.
En el caso de los niños hasta 17 años, la pobreza alcanza al 51,7%, cifra superior al 44,7% de un año atrás. Así, hay 6,3 millones de niños pobres, frente a los 5,4 millones de un año atrás, es decir, casi un millón más en 12 meses.
Esto significa que el 46,3% de los pobres en Argentina son niños.
“Vemos una situación de pobreza estructural que no se modifica”, señaló el director del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, Agustín Salvia, en conferencia de prensa.
El investigador aseguró que “la llegada de inversiones no es condición suficiente para resolver la pobreza estructural y el desequilibrio cada vez mayor”.
Salvia afirmó que “la pobreza estructural sólo se puede reducir con políticas de redistribución del ingreso, un modelo económico con eje en las pymes, más empleo y mejores salarios”.
Advirtió que “en tanto se mantenga el actual escenario recesivo, sólo cabe esperar un aumento del desempleo, los trabajos de subsistencia y de la precariedad laboral y, por lo tanto, de las desigualdades estructurales que afectan al mercado de trabajo, con efectos directos sobre la pobreza”.
Comparaciones
Para medir la pobreza cada país considera el costo de una canasta de bienes y servicios básicos, y luego estima que porcentaje de la población dispone de los ingresos para acceder a ella. Pero esta canasta difiere en composición y costo en cada país, lo que no permite la simple comparación de los índices entre países.
A modo de ejemplo, según la actual metodología del Indec para no ser pobre un adulto tiene que disponer de ingresos para comprar una canasta valorada en casi U$S 300 mensuales por adulto equivalente. Esta canasta es un tercio más exigente que la utilizada con la vieja metodología del Indec, antes de su manipulación entre 2007-2015.
Los países de la región actualmente tienen canastas de menor costo para medir la pobreza, incluso algunos países de la región usan canastas cercanas a sólo U$S 150 mensuales, dice el economista de Econométrica Ramiro Castiñeira.
El recuerda que el FMI recientemente publicó un informe donde utiliza la misma canasta de U$S 120 mensuales por adulto equivalente (U$S 4 diarios a ppp de 2005), de manera que permita la comparación entre países de la región para 2015.
El trabajo concluye que utilizando la misma canasta de U$S 120 mensuales, Uruguay es el país con menor pobreza de la región, seguido por Chile. Ambos países tienen una pobreza inferior al 10% de su población bajo esta metodología.
En tercer lugar se encuentra Argentina, con una pobreza levemente superior al 10% de su población. Le siguen Perú y Brasil con tasas de pobreza cercanas al 20%, y culmina la lista México y Colombia, con tasas de pobrezas superiores al 25%, siempre utilizando la misma metodología.
Es de destacar que Argentina ya no es el país con menor tasa de pobreza de Latinoamérica, según estimaciones del FMI, finaliza Castiñeira.