A sus 78 años, Dora Barrancos mantiene en alto la bandera del feminismo. La socióloga e historiadora lucha desde hace décadas por la equidad y en contra el sistema patriarcal. "Es violento, de exclusiones, de segregaciones y de no reconocimiento completo a la ciudadanía femenina", señala con voz firme. La también docente e investigadora del Conicet considera que en los últimos años en Argentina, como consecuencia de movilizaciones y encuentros de mujeres, hubo cambios en la sensibilidad de la sociedad. "Ya no (se) acepta que alguien le dé tres cachetadas, con toda impunidad, a una muchacha en la calle; alguien va a reaccionar", ejemplifica. Pero remarca que para derrocar al sistema patriarcal y terminar con la violencia contra la mujer, es necesario desarrollar una tarea cultural intensa y mucha prevención. "El Estado, en este momento, está mucho más habilitando la punición que la prevención", insiste.
Barrancos es formadora de la Escuela Judicial del Consejo Asesor de la Magistratura. Hace unas semanas, visitó Tucumán para disertar en Monteros sobre desafíos y herramientas para enfrentar la violencia de género. "Hace cuatro años que vengo a dar clases. Ha sido una gran formulación de la Escuela Judicial, una gran manifestación de aggiornamiento", menciona, al tiempo que subraya que es importante formar a los letrados en materia de derechos humanos. En medio de una ajustada agenda, la historiadora accedió a una entrevista con LA GACETA.
- ¿Qué cambios hubo desde la declaración de emergencia por violencia de género en 2016?
- Ha habido cambios, soy muy optimista. Hay cambios que se ven en la sensibilidad de la población, que ya no acepta que alguien le de tres cachetadas con toda impunidad a una muchacha en la calle; alguien va a reaccionar. La segunda cuestión es que hay un reconocimiento, porque ya se reconoce que eso es una anomalía brutal. Y la tercera cuestión es la insoportabilidad; no se soporta la violencia.
Hay una jurisprudencia ejemplar en Argentina, al punto que se está agotando la emoción violenta. Hasta 1921, el Estado era patrocinador de la muerte por cuestiones de honor de la mujer. Aliviaba completamente la punición si se trataban de delitos por el honor. En la reforma de 1921, apareció el insidioso incidente de la emoción violenta. Se mataba a la hija, la amante o la mujer, en general, por conductas sexuales, aunque hubiera planeado todo con frialdad dos años antes. Está habiendo una jurisprudencia que cada vez está atendiendo más esta perspectiva.
- Dijo que hay que hacerle un jaque mate al patriarcado, ¿cómo se diagrama esa jugada?
- No es con el Código Penal en la mano. Si la población, la feminista, (cree que) con punición y más punición vamos a resolver la cuestión del dominio patriarcal, estamos completamente equivocadas. Tenemos que hacer una tarea cultural intensa. El Estado tiene una importancia extraordinaria. Tiene que alterar la formación de las y los educadores del país, y modificar la construcción curricular de la educación en el país para que haya un acierto básico acerca de la equidad, la igualdad, de los diferenciales. Va a haber mucha diversidad; felizmente lo humano es diverso. Esto no tiene ninguna compatibilidad posible con asomos de jerarquías entre las personas por razón de sexo o género. Eso significa que se altere la currícula. La diversidad tiene que tener un lugar central en la conformación de las nuevas mentalidades de niñas, niños y adolescentes. Luego tiene que haber una tarea de la propia sociedad civil. Los varones tienen que trabajar en su arquetipo patriarcal. Tienen, con muy buena fe, poner la mochila sobre la mesa.
- ¿Y qué respuesta están encontrando en estos momentos de parte del Estado?
- El Estado en este momento está, mucho más, habilitando la punición que la prevención. Quiero reconocer el esfuerzo gravitante que ha hecho el Instituto Nacional de las Mujeres por operaciones destinadas a la violencia contra las mujeres, pero el problema nuestro es la prevención. ¿Cuáles son los esfuerzos que se destinan a la prevención? No he visto modificaciones curriculares. Tiene que conformarse ese equipo que atienda en tiempo y forma lo que le ocurre a los y las adolescentes. Alertas sobre las formas endotípicas. Obviamente eso se cruza con la Educación Sexual Integral (ESI), tienen que articularse. No encuentro que haya recursos y una política destinada en esta cuestión. Estoy segura de que en algún momento estas necesarias políticas van a aparecer. El Estado no puede entrar en el seno del hogar, y el hogar suele ser el ámbito de mayor riesgo para las mujeres. La mayoría de los casos de violencia grave o letal son en el domicilio o peridomicilio.
- ¿Se puede hacer ese trabajo en las escuelas si hay padres que tienen posturas opuestas?
- Hay que trabajar con los padres. Me preocupa que haya padres que crean que sus hijos son de ellos. Es una inhabilitación de derechos de niños flagrante. Son míos, “con mis hijos...”. Los niños no tienen propiedad. Pero creo que en algún momento “mis hijos” se van a rebelar fuertemente. Si insistís en que esto es terrible, vas camino a que tus hijos se empeñen mucho más en eso. Es una cuestión de tiempo.
- ¿Qué rol están jugando los medios en la violencia contra la mujer?
- Está en una situación muy crítica. Un medio ha sido siempre un gran oficio de poder, pero en estas temporadas lo es más. Con relación a la violencia, han hecho muchos esfuerzos, que agradecemos. Pero son esfuerzo que a veces tienen recaídas, y es penoso. Depende como es la víctima y su clases social. Si la adolescente es de clase media, habrá cierto amparo de todo el combustible sobre eso y tiene su cuidado. Si es una niña de sectores populares, hemos estado muy conmovidos con las configuraciones que aparecen. El primer día es femicidio, el segundo parece una víctima propicia a todo esto, el tercer día parece que a la chica le gustaba ir a las tres de la mañana a boliches. Es ahí la recaída en el antiguo régimen de interpretación. Necesitamos sobre todo a quienes hacen el oficio una perdurable adhesión para no caer e impedir que haya un estrechamiento tan grave de los márgenes de la dignidad humana, para varones y mujeres o quien fuere, que han sido víctimas, fotografías escabrosa. Eso debería ser penalizado.
- En Tucumán hay un anteproyecto para que haya paridad en las listas electorales...
- Tenemos Ley Nacional de Paridad (N° 27.412), así que está muy bueno que las provincias vayan adhiriendo. Córdoba tiene hace mucho tiempo paridad, fue la primera. Es fundamental. No hace más que reconocer el histórico papel en la política de la mujer. Me parece fundamental que las sociedades se hagan cargo de esa notable adhesión a la política que tienen las mujeres y que efectivamente eso aumenta y refuerza el estado de ciudadanía de las mujeres. Ojalá que se cumpla provincialmente.
Quién es Dora Barrancos
Nacida en la provincia de La Pampa, Dora Barrancos es licenciada en sociología (UBA), magister en educación (UFMG-Brasil), doctora en historia (UNICAMP). Profesora consulta de la UBA, investigadora principal del CONICET y directora del organismo en representación de las ciencias sociales y humanidades desde 2010.Como historiadora, Barrancos se ha dedicado a estudiar el desarrollo del feminismo en Argentina, los movimientos sociales de principios del siglo XX, las revoluciones llevadas a cabo por las mujeres, los movimientos socialistas y anarquistas, y el rol de la educación en la historia argentina.En 1994 Barrancos fue legisladora de la Ciudad de Buenos Aires y se hizo profesora titular regular de la cátedra de Historia Social Latinoamericana, en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Coordinó también la maestría en Estudios Sociales y Culturales, en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de La Pampa.Autora de varios libros, publicó entre ellos “Mujeres en la sociedad argentina: una historia de cinco siglos”, “Inclusión/exclusión. Historia con mujeres”, “La escena iluminada. Ciencias para trabajadores” y “Mujeres, entre la casa y la plaza”. En el año 2014 fue distinguida como “Ciudadana Ilustre” por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires y en el año 2016, recibió el Premio Konex – Diploma al Mérito de las Humanidades en la Argentina. En agosto de 2018, fue distinguida en el Senado con la Mención de honor Domingo Faustino por su labor en pos de la igualdad de género.