DARÍO CORONEL

ESPECIAL PARA LA GACETA

“Perdí todas las chances”, decía un desconsolado Agustín Canapino (Chevrolet) tras abandonar en su serie. Pero en la final la fortuna estuvo de su lado. Fue uno de los pocos que puso gomas para piso mojado anticipándose a la lluvia que se hizo presente en San Nicolás, llegó segundo en la carrera que ganó Alan Ruggiero (Torino) y con ese resultado consiguió algo que parecía imposible en la clausura de 2018: revalidar el título.

Canapino pasó del bajón anímico al éxtasis en un par de horas. En su serie fue tocado por José Manuel Urcera (Chevrolet), se despistó y desertó por fallas en la suspensión. Los comisarios le pusieron a “Manu” un apercibimiento, pero lejos de ser eso un consuelo para el “Titán”, pareció perder todas las esperanzas de retener el cetro. Las matemáticas le daban, pero en condiciones normales sabía que era imposible…

Aunque todo cambió en la previa de la largada de la final. Se anunciaba lluvia en San Nicolás, pero para luego de la carrera. Sin embargo, a los Canapino no les cerraban las nubes que amenazaron toda la mañana. Se la jugaron y pusieron gomas para piso húmedo. En la vuelta previa se largó con todo y llegó el milagro para Agustín, que en sólo dos giros pasó del 37º lugar al cuarto. Su panorama favorable se completó con los ingresos a los boxes de sus rivales directos para poner neumáticos para lluvia: Facundo Ardusso (Torino), Matías Rossi (Ford) y Jonatan Castellano (Dodge), que rápido quedó afuera de la lucha.

“Lo que pasó en la serie fue una señal de Dios. Luego con mi ‘viejo’ estuvimos analizando las nubes por más de una hora. No teníamos nada que perder y decidimos salir con gomas para piso mojado. ‘Que sea lo que Dios quiera’ y el de arriba nos dio este campeonato”, dijo Canapino, que ya suma tres campeonatos en la categoría: 2010, 2017 y 2018. Es el primer piloto que retiene un título de TC desde 2002 cuando Guillermo Ortelli logró su cuarta corona, la tercera al hilo.

En tanto que Rossi (12º) y Ardusso (20º) hicieron lo que pudieron. “Entré a cambiar gomas en la segunda vuelta y eso me perjudicó más”, contó el Misil. “Le pregunté a mi ingeniero si iba a llover y me dijo ‘olvidate’… No era el día”, indicó el Flaco de Las Parejas.

La expectativa estuvo hasta el final, pero hubiese sido interesante ver a los cuatro candidatos en condiciones normales. Claro que en ese contexto, Canapino dependía de un milagro y la ayuda divina llegó.