PARIS, Francia.- El gobierno francés, la policía y comerciantes de París se preparan para nuevas manifestaciones violentas, pese a la marcha atrás del presidente Emmanuel Macron con un aumento de combustibles que desató semanas de protestas.
Decenas de museos, sitios turísticos y tiendas, incluida la torre Eiffel y el museo del Louvre permanecerán cerrados, por temor a una repetición de la violencia de la semana pasada en París.
“No podemos arriesgarnos, conocemos la amenaza”, dijo el ministro de Cultura, Franck Riester. El funcionario agregó que hay agitadores de ultraderecha y de extrema izquierda que planean aprovechar las manifestaciones de los denominados “chalecos amarillos” en París para generar incidentes.
Los museos del Louvre y Orsay, las dos óperas y el Grand Palais son algunos de los lugares que cerrarán una semana después de que los manifestantes dañaran el Arco del Triunfo.
En medio de pedidos de los manifestantes en las redes sociales para protagonizar una cuarta semana de protesta, el primer ministro Edouard Philippe dijo que serían convocados 89.000 agentes de seguridad para evitar la repetición del caos vivido el sábado pasado en París, cuando la multitud incendió autos y saqueó tiendas en el centro de la ciudad. Al menos cuatro de los partidos de fútbol previstos para el fin de semana fueron suspendidos.
La policía parisina pidió a decenas de propietarios de tiendas y restaurantes en torno a los Campos Elíseos y la Bastilla que cierren el sábado y solicitaron a las autoridades locales en 15 zonas alrededor de la capital que retiren cualquier objeto callejero que pueda ser usado como proyectil.
El gobierno estudia recurrir a las tropas destinadas en la actualidad a las patrullas antiterroristas para proteger edificios públicos.
Ayer, el gobierno insinuó que podría aprobar más concesiones a los “chalecos amarillos” en un intento por poner fin la indignación por el costo de vida.
El ministro de Finanzas, Bruno Le Maire, dijo que está preparado para acelerar las rebajas de impuestos y que quiere que los bonos a los trabajadores sean libres de impuestos. “Estoy dispuesto a mirar todas las medidas que puedan ayudar a elevar la paga de los que reciben el salario mínimo sin causar daño excesivo a nuestra competitividad y nuestras empresas”, dijo Philippe en el Parlamento.
La policía y autoridades locales celebraron ayer reuniones de emergencia para debatir la estrategia de seguridad para mañana, día en que el movimiento de los “chalecos amarillos”, que ha liderado las protestas, planea su cuarta movilización en la capital.
Luego de que París viviera una auténtica batalla campal entre policías y manifestantes el fin de semana pasado, muchos negocios y restaurantes cerrarán sus puertas por temor a la violencia.
El gobierno de Macron anuló el miércoles el aumento de los impuestos al combustible, pero las exigencias ahora se han extendido a otras cuestiones, en particular la agenda económica liberal del joven presidente.
Por cuarto día, estudiantes bloquearon colegios y universidades en la región parisina, donde parte de la Universidad de la Sorbona fue cerrada tras un fallido intento de alumnos de tomarla antes del inicio de clases. Camioneros bloquearon rutas del interior del país para exigir mayores recortes impositivos y más asistencia estatal.
Un pequeño sindicato que representa a trabajadores administrativos de la policía, Vigi, llamó a una huelga por tiempo indefinido a partir de mañana, lo que podría complicar las medidas de seguridad, según el diario “Le Figaro”.
Aunque los sindicatos de los policías no prevén paros, todos están alarmados ante un movimiento de protesta que no tiene líderes claros y cuyas protestas son fácilmente infiltradas por alborotadores de derecha y de izquierda.
La ministra francesa de Ordenación del Territorio, Jacqueline Gourault, dijo que entre los chalecos amarillos “hay elementos violentos que quieren que Francia caiga en el caos” y que “hay riesgo de que las cosas vayan mal”, mañana.
Desde el gobierno francés se informó que ha detectado “un núcleo de varios miles de personas” que acudirán a París “para destrozar y para matar” y pidió a los partidos políticos, a los sindicatos y a la patronal que lancen mensajes de calma. (Télam-Reuters)