Pasan las horas y los familiares de Lilia Elvira Pérez buscan respuestas para tratar de entender por qué la mujer de 59 años fue asesinada salvajemente por Sergio "Macho" Rapetti, quien habría tenido un vínculo muy cercano con la víctima.
Pérez había sido ingresada anoche sin vida a la guardia del hospital Ángel Padilla. Su cuerpo había sufrido múltiples heridas de arma blanca, tanto en la cabeza como en su torso y en sus brazos.
"Ella vivía sola y estaba en la casa. Mi mamá le alquilaba una pieza porque tenía problemas con su pareja. Él la ayudaba porque mi mamá sufría artrosis, le compraba los medicamentos y le cocinaba. Era un amigo de nuestra familia. Nunca esperamos que haga algo así", comentó Marcela Díaz, hija de Pérez.
Según las primeras pericias, estaba tirado en el fondo, entre las plantas, casi inconsciente y con un cuchillo de cocina clavado en el pecho. Rapetti y la víctima eran vecinos desde hace décadas y los unía una relación de amistad.
Los investigadores encontraron a "Macho" en la casa de un vecino, ubicada a dos cuadras del domicilio de la víctima (Bolívar 1.999). Eugenia Burgos, nuera de la mujer asesinada, sostuvo que el sospechoso se habría autolesionado a propósito. "Nosotros deducimos que él hizo eso para decir que entró (a la casa de la víctima), que lo hirieron y que se defendió para desviar todo", detalló.
Según los familiares, Rapetti había protagonizado un incidente en la propiedad el pasado domingo, cuando se disputaba el partido de San Martín: "llegó haciéndose el loco y aprovechando que había dos mujeres solas. Le pegaba piñas a la heladera con una manopla. Mi marido lo corrió y él dijo que estaba cuidando la casa".
"Todavía no podemos caer. Sin ir más lejos, el sábado estábamos comiendo un asado con él. No podemos entender que una persona que estuvo tantos años con la familia haya hecho algo así", concluyó Burgos.