BUENOS AIRES.- Tres amigos brasileños, dos de Corinthians y uno de San Pablo, cobraron el adelanto del aguinaldo y no lo dudaron: viajarán a Buenos Aires sin entradas, para respirar el ambiente único de la final entre Boca y River. El objetivo: mirar el partido en un bar y ver las conmemoraciones en el Obelisco.
“No tenemos entradas pero tampoco nos importa mucho eso. Yo hincho por Boca y quiero verlo en algún bar con la gente y participar de la fiesta si Boca es campeón”, dijo José Lopes (34 años), hincha de Corinthians, que destinó su aguinaldo para el viaje hacia Buenos Aires para la segunda final.
Sus amigos paulistas, Thiago y Felipe, hicieron lo mismo. “Queremos ver de cerca la fiesta de un momento histórico del fútbol sudamericano y mundial. Es la más importante, por ser un clásico, de las finales de la Libertadores. El año que viene habrá una final en estadio neutral, entonces la última es la final más grande de todas”, analizó Lopes. José y Thiago hincharán por Boca, mientras que Felipe no tiene tanta simpatía por ninguno de los dos. Sólo quiere estar en Buenos Aires en el día de la superfinal.
La contracara es la de los argentinos que están en Brasil, como le ocurre a Diego Herrera que trabaja como cocinero en un bar de San Pablo. “Se vive la previa con muchos nervios. Es difícil de entender el sentimiento, apenas pueden percibirlo los brasileños que son de Boca, un amor inexplicable”, contó.
Herrera mirará la final en un bar del barrio de Vila Madalena de San Pablo, donde vio el primer partido. A menos de 800 metros estarán los de River. El ritual se repetirá en Copacabana, Río de Janeiro, Belo Horizonte, Florianópolis y Salvador, donde los argentinos ya reservan lugares principalmente con hinchadas separadas. Habrá festejos y, por supuesto, también llantos, en Brasil. (Especial)