“Santo” milagroso, resurrección en un segundo tiempo de ensueño, noche inolvidable en Paraná: San Martín, con rebeldía anímica y futbolística, levantó el 0-3 encajado en una primera etapa de pesadilla y selló un 3-3 ante Patronato que vale más que un punto.

Fue una final por esquivar el descenso, jugada como si estuviera en juego la Libertadores. Con 45 minutos para cada uno y un arbitraje horrendo de Fabricio Llobet, quien otorgó tres penales inexistentes. Y los goles de visitante que tanto tiempo añoró San Martín llegaron por partida triple.

San Martín iba direccionado tobogán abajo, con el subibaja por el piso y el promedio en el sótano. Tres metáforas para tres goles y tres rivales, que en 45’ fueron demasiado: San Martín perdía 3-0 frente a un equipo que jugó media hora de “fútbol total”; sucumbía ante un árbitro que le cobró mal ¡dos penales! y caía también contra sí mismo, mostrando hasta el intervalo una llamativa endeblez en todas sus líneas.

Patronato pisó fuerte el suelo blando del Presbítero Bartolomé Grella. Desde el vamos se hizo “Patrón”. El “Santo” parecía no haberse enterado de lo que estaba en juego. Fue superado por un póker de jugadores con vocación y mandato ofensivo: Mauricio Sperdutti, Gabriel Carabajal, Lautaro Comas y Facundo Barcelo.

El marcador era consecuente. No sorprendió el gol de cabeza de Barcelo se metiera por la ratonera, sí las dos decisiones de Llobet: Patronato, en contraposición a Independiente ante Belgrano, no perdonó -vía Sperdutti y el mismo Barcelo- desde los 12 pasos. Ahí parecía todo perdido para la visita.

El aluvión cambió de bando en el segundo tiempo. Artífice fundamental fue la lectura acertada de Gastón Coyette, que desde el vestuario mandó a la cancha a Emiliano Purita y a Marcos Figueroa. Decidió defender con tres y la apuesta le salió bien. Llobet también ayudó, al poner en práctica la ley de la compensación por otra mano inexistente de Federico Bravo ante un remate de Luciano Pons.

La lluvia no dio tregua en Paraná

Bieler no falló y cambió la historia del partido. Tuvo valor extra: fue el gol bautismal de visitante de San Martín en la Superliga, el primer grito a domicilio desde aquel de Franco Costa contra Flandria en abril por la B Nacional, el primero también fuera de casa desde julio -en territorio neutral, en Morón- ante el mismo rival, con idéntico autor y por Copa Argentina, y un gusto que el “Santo” no se daba en primera división desde 2009, cuando Matías Urbano marcó en Rosario en el 1-0 sobre Newell’s.

San Martín fue y fue. Para colmo, Patronato se había quedado sin piernas y eso terminó ayudando al “Santo”. Lo aprovechó Tino Costa, que reventó la red desde fuera del área y Pons giró y la metió cuando el reloj marcaba 85’. El mismo equipo que pareció nocaut una hora antes, casi se lleva el cetro ecuménico en esa bola que Franco Costa tiró ancha.

El “Santo” no logró salir de la zona del descenso, pero en Paraná tomó las vitaminas necesarias para lograrlo más pronto que tarde. Anoche demostró que puede.

FOTO DE JAVIER ESCOBAR / ESPECIAL PARA LA GACETA
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