La población alemana no estaba entusiasmada con la guerra, pero tampoco hubo gran oposición. Sin embargo, los años de grandes pérdidas de vidas y el hambre acabaron hartando a los ciudadanos.

Tras la última ofensiva fallida, los comandantes Paul von Hindenburg y Erich Ludendorff se vieron obligados a reconocer la derrota. En el imperio alemán se produjo una revolución, el emperador abdicó y el 11 de noviembre de 1918 Alemania firmó el armisticio. Las consecuencias de los cambios en una sociedad sin referentes abonaron el terreno para los nazis.

También la Gran Guerra es un detonantes de la doble Revolución Rusa, que terminará llevando al poder a Lenin y los bolcheviques.

En el otro polo, el Occidente democrático se transforma por completo: Reino Unido y Francia pierden peso y surge una nueva potencia mundial: Estados Unidos. ¿Y en la actualidad? ¿Qué lecciones quedan del ambiente que se vivió tras la Primera Guerra Mundial? El historiador Gerd Krumeich, uno de los grandes expertos alemanes en la contienda, lo tiene claro: “El odio enconado”. “Testigos de aquellos años constataron ese silencio rabioso entre los alemanes. Ese odio que busca algo para tomar forma se asemeja mucho a lo que vivimos hoy en día”, afirmó Krumeich. Y el odio es hoy una gran amenaza.