Padre e hijo frente a frente en una cancha de fútbol. Es algo poco común, pero que se dio en un estadio tucumano. Sergio Romero (43 años) es el arquero de Villa Mitre de Tafí Viejo, club que vive un presente soñado por haberse clasificado por primera vez en la historia se clasificó a la semifinal del Anual liguista. Ronaldo Rodrigo Romero (19 años) es volante y juega en Atlético. En la penúltima fecha del torneo, los Romero fueron rivales por un rato en el cotejo que el equipo de la “Ciudad del Limón” ganó por 3 a 0 y aseguró su pase a la instancia decisiva del torneo, donde buscará obtener el título.
Sergio reconoció que cuando vio a su hijo entrar al campo de juego se le llenaron los ojos de lágrimas. “Se me vinieron muchos recuerdos a la mente. Aunque desde hace varios días que veníamos especulando con que esta posibilidad se podía dar, cuando lo vi entrar no lo podía creer. Me di cuenta que nos estaba preparado emocionalmente para algo así. Fue un día inolvidable para toda la familia”, dijo “Pirilo”, que hace 25 años debutó en la valla del club que ahora juega su hijo.
Ronaldo ingresó a los 36 minutos del segundo tiempo, pero no pudo hacer nada para evitar la caída del “Decano”. A pesar de la derrota, se mostró exultante por haber podido cumplir el sueño de la familia. “Durante la semana previa, hablamos mucho del partido con mi mamá y mis hermanos. Pero no tanto con mi papá. Yo quería ganar sí o sí este encuentro y tenía como aliados a ellos, pero no se pudo dar. Siempre estaré agradecido a Dios por haberme permitido cumplir este sueño”, expresó. “A mi viejo le pedí que no se retire todavía y que me dé la posibilidad de tener revancha en la temporada que viene”, dijo entre risas.
Con barra propia
El choque entre los Romero también dividió a la familia. Ronaldo contó que mamá Mariela y su hermano Santiago querían la victoria de Atlético, mientras que Camila, la otra hija del matrimonio, fue la única hincha de Sergio. “Ella es incondicional de papá y no se vende por nada del mundo, ja”, contó Sergio. “Más allá que terminé festejando el triunfo que nos posibilitó clasificar para la ronda final del certamen, me quedó un sabor agridulce por la tristeza que observé en el rostro de Ronaldo”, confesó el experimentado arquero.