RELATOS

ENEAS MALHERIDO

PABLO PUJOL

(Nueva Cártago - City Bell)

Nuestro país ha sido terreno fértil para especulaciones sobre el futuro, y en particular para la imaginación distópica. Baste considerar un puñado de ejemplos recientes: en la literatura, el “Reich” milenario de un peronismo feudal de El imperio de los tecnoperones, de Mario Japaz, el triste y extraño país de Los cuerpos del verano, de Martín Felipe Castagnet, o la última novela de Enrique Medina, Casta Murana, en donde una de las sub-tramas incluye pasajes catastróficos; en el cine, El último hombre, film apocalíptico estrenado este año, echa mano a alusiones bíblicas para contar su visión del porvenir.

Pablo Pujol, en Eneas malherido, recurre a la mitología grecorromana para dar título a los once relatos que conforman crónicas de la segunda mitad del siglo XXI. En una Buenos Aires colapsada por un sitio de mil días, personajes con apodos como el Negro, el Cachorro o el Gato, se ingenian para resistir una invasión que debe mucho al entreguismo “de los cretinos que viven entre nosotros”, que “no pierden ni perderán ocasión de vender nuestros derechos y nuestras libertades por migajas”. Cualquier similitud con el estado presente de las cosas implica más que una mera coincidencia.

¿Es ciencia ficción? Desde luego. Pujol incluso ensaya algunas predicciones respecto de lo que vendrá: se prohíben los libros en papel, so pretexto ecologista, en la década del 2040, la Constitución Nacional será “plenamente abolida” en algún momento del futuro, y la Alcaldía de Buenos Aires automatizada -en el sentido de “la eliminación de toda posibilidad de fiscalización, la total desaparición de la clásica división de poderes”- por completo.

En un ensayo publicado en 1984, Asimov denostó a Orwell por no haber dado en el clavo con una serie de pronósticos en la novela que hizo temer la llegada de ese año; en nuestro caso nos queda esperar y ver.

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MATÍAS CARNEVALE