Aunque está identificado con el género narrativo, Federico Bianchini empezó sus primeros pasos en el terreno de la ficción. “Desde siempre me interesó la ficción, pero sabía que era muy difícil vivir de la escritura; entonces pensé que el periodismo era un camino para poder vivir de la escritura y así comencé a estudiar periodismo y, paralelamente, seguí escribiendo ficción”, recordó.
El autor visitó Tucumán para presentar su primer libro de cuentos, “Personajes secundarios”. En 2010, Bianchini ganó el concurso Las Nuevas Plumas (México) con un texto sobre Rodolfo Enrique Fogwill. “Ni sabía que eso era un perfil y a partir de ahí me metí de lleno en el periodismo y empecé a publicar libros de crónicas -recordó-; sin embargo, de una manera más silenciosa y discreta escribía cuentos, entonces creo que hay una retroalimentación del periodismo hacia la literatura”, afirmó.
En 2013, Bianchini ganó el premio de periodismo Don Quijote/Rey de España. Además publicó los libros Desafiar al cuerpo y Cuerpos al límite. “La escritura de un género se retroalimenta con otro; a veces estoy escribiendo una crónica y pienso que eso podría ser un disparador de una ficción”, detalló. En 2014 viajó a la Antártida por 10 días, pero un imprevisto prolongó esa estadía a un mes. Al regresar escribió “Antártida. 25 días encerrado en el hielo”, con el que, en 2016, obtuvo la beca Michael Jacobs de la Fundación Gabriel García Márquez.
“En este libro de cuentos, hay un texto titulado ‘Una virgen en el ojo’, es un hecho que sucedió en Santiago del Estero, en 2006, donde unos padres decían que a su hijo le había salido una mancha en el ojo y que tenía la forma de la virgen y que era un niño sanador -precisó-, en ese momento no pude viajar al lugar, entonces decidí resolverlo a través de la ficción”.
Una cohesión
Bianchini dictó un taller de periodismo en la Asociación de Prensa de Tucumán. Después se dio tiempo para presentar su obra en la librería “Libro de Oro”. Estuvo acompañado por Verónica Juliano y Blas Rivadeneira. “Traté de que no fuera una compilación de cuentos escritos entre tal año y tal año o los primeros cuentos que escribí, sino que busqué que el libro funcionara como un dispositivo narrativo en el sentido de que hubiera una cohesión de los textos para que esto redundara, de algún modo, en el lector -explicó-; o sea que el lector sintiera que la elección y el orden de estos cuentos tiene un sentido muy deliberado; traté de que hubiera ciertos tópicos, que fueran recorriendo los textos”, insistió.